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Facciosa actitud presidencial en el Museo de Casa Rosada

El 24 de mayo del 2011, la ex presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, llamó a “unificar un proyecto” de país al reinaugurar el Museo de la Casa de Gobierno, bautizado del Bicentenario. En junio del 2016, Mauricio Macri le cambió el nombre denominándolo Museo de la Casa Rosada. Hoy, execrablemente, la colección ha quitado todo vestigio o pieza ligada a la ex mandataria nacional. Galería de fotos.

 

“Espero que los argentinos puedan simbolizarse aquí en la unidad total de un país. En la historia estuvieron unitarios y federales, después los porteños contra el resto de los federales y creo que el mejor homenaje que le podemos hacer a la historia es unificar en un proyecto que siga transformando la vida y dé igualdad de oportunidades a todos los argentinos”, dijo CFK tras haber sido la responsable de ordenar la reconstrucción del imponente espacio, que ocupa una superficie de 5.000 metros cuadrados, y se encuentra emplazado en los restos de dos edificios históricos que fueron sometidos a un riguroso proceso de restauración y recuperación patrimonial: la Aduana Taylor, de 1855, y el Fuerte de Buenos Aires del siglo XVIII, en cuyo solar se levanta la Casa Rosada de fines del siglo XIX.

 

Si bien es innegable que con Cristina como jefa de Estado el Museo se convirtió en sede del relato K de la historia, mediante un revisionismo peculiar, incluyendo la ausencia explícita de Bartolomé Mitre, Justo José de Urquiza o Julio Argentino Roca, luciendo evidentes elementos de críticas a los gobiernos estigmatizados como la “oligarquía”, prevaleció un fuerte espíritu democrático exhibiéndose más de cinco mil piezas históricas y artísticas abarcativas desde el período hispánico hasta los presidentes argentinos.

 

Tras la asunción de Mauricio Macri no se demoró el instaurar un Proceso de Deskirchnerización poniendo de relieve que se promovería una esencia de pleno pluralismo y diversidad, no obstante lo que hizo el Gobierno de Cambiemos fue deshistorizar la historia argentina, volver a ahuecarla, sacándole el alma de la memoria al recorrido histórico de la Argentina.

 

Retirar todo vestigio de la gestión CFK, aislar, descartar la más ínfima imagen de Cristina es un atentado abominable, repugnante, aborrecible. Claros signos de despotismo, tiranía, arbitrariedad.

En nuestra joven y conflictiva Argentina, cada gobierno construye su propio relato. Y una visita por el Museo de la Casa Rosada se convierte en el recorrido perfecto para entender cómo piensa Cambiemos el pasado, que es, en definitiva, el espejo para gobernar el presente.