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Etchevehere y un álgido cierre de año

Roza fin de año y el secretario de Agricultura, Luis Miguel Etchevehere, vive momentos difíciles. Las peleas abiertas dentro del Gobierno le siguen dando dolores de cabeza al ex presidente de La Rural. A la ya conocida interna con el ministro de Producción, Dante Sica, se le sumaron presiones de las propias filas del Gobierno para aprobar el trigo transgénico.

 

El primer reclamo surgió del instituto Indear. Ahora fue el turno del secretario de Gobierno de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, que pidió por la aprobación del cereal. “No podemos perdernos la oportunidad de ser líderes”, arremetió el funcionario. Barañao ve en la aprobación de este tipo de grano un beneficio para su cartera. El “ajustado” Conicet es socio de Indear y, como tal, recibiría ingresos de la comercialización del evento.

 

Pero la historia no termina ahí. Este martes por la mañana, cuando se enteró de las declaraciones de su par, Etchevehere estalló. Hace dos meses que mantiene un enfrentamiento abierto con Indear por la aprobación del trigo.

 

El entrerriano tomó el teléfono y llamó a Barañao: le pidió que rectifique sus dichos. Horas después, Barañao, que tiene su principal legado en época de ajuste en la conexión científica entre el sector público y el privado, ratificó sus dichos a todo aquel periodista que lo consultara su aval al trigo transgénico. Esta vez, la presión del ruralista no funcionó.

 

Ya lo había sufrido el ministro de Agroindustria de Buenos Aires, Leonardo Sarquís, que había pedido la aprobación para beneficio de su provincia, la principal productora de trigo del país. En esa oportunidad, el encargado del llamado fue el jefe de Gabinete de Etchevehere, Santiago del Solar. Sarquís no volvió a hablar sobre el tema.

 

Entre los temas que Etchevehere aún tiene que resolver está la inscripción de exportaciones por parte de las exportadoras el viernes antes del anuncio de suba de retenciones, cuando por un error el por entonces ministro dejó abierto el registro de granos, cuando debería estar cerrado para evitar especulaciones.

 

Según adelantaron fuentes del sector exportador a este medio, el ruralista puso sus ojos sobre Aceitera General Deheza (AGD), la empresa de la familia Urquía. En las próximas semanas, una resolución de Agroindustria penalizaría a la empresa porque, según aducen, no puede demostrar la tenencia de los granos que inscribió antes de la suba de retenciones.

 

El caso de AGD es particular porque, además de exportar, tiene grandes extensiones de campo con producción propia, por lo que no necesita comprar granos para demostrar su tenencia.