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En Pascual Palma y Carbó algo huele muy mal

A metros del Jardín Maternal Brotecitos, en plena área envolvente del Hospital San Martín, este martes brotaban líquidos cloacales que generaban olores nauseabundos. Amén de la contaminación ambiental, habida cuenta de la profusa irrupción de esos efluentes, el paso de los autos y de los mismos peatones por sobre esa superficie fétida, trasladaba tan tóxica pestilencia hacia otros sectores de la Capital entrerriana, por lo cual, el hedor era insoportable varias manzanas a la redonda. Galería de fotos.

 

Alcantarillas o desagües cloacales desbordados vienen generan la secuela de arroyos asquerosos que van hacia distintas áreas de la ciudad, o agua putrefacta estancada con sus gravísimas consecuencias sanitarias. Es un fenómeno que exige un profundo replanteo y declarar la emergencia del sistema cloacal paranaense.

 

Hay que enfrentar y resolver este colapso, inicialmente con un relevamiento integral del sistema, el cual provea un diagnóstico, pero, al parecer, si uno se atiene a lo que se informa desde el área Prensa de la Comuna, no hay visos de compromiso en hacerse cargo de tan delicada coyuntura.

 

Guste o no, se reconozca o no…, los desbordes cloacales generan un montón de problemas como el olor, el riesgo que significa desde la salubridad con o sin damnificados, lo estético, la defectuosa prestación de servicios y la prensa negativa porque se trata de un hecho objetivo y real imposible de tapar, más allá del silencio cómplice de algunos medios NO INDEPENDIENTES y muy bien estimulados por la propia clase política.

Pero, los asesores de Varisco en áreas de Prensa y de Servicios Públicos no quieren dar el brazo a torcer, y con una actitud despótica ignoran la cuestión.

 

Hay que ser muy necio para no interpretar sabiamente que la red está colapsada. Su antigüedad, la suciedad, los sedimentos, la degradación del suelo, la misma topografía cambiante por la construcción de innumerables edificios, varios de ellos sin los controles o fiscalización adecuados vaya uno a saber cómo y por qué, o las conexiones clandestinas han provocado innumerables problemáticas que yacen bajo el pavimento y en la/s planta/s pertinente/s.

 

Hay que invertir para limpiar, reparar y sobre todo cambiar para actualizar, para renovar, para generar una red funcional que impida tanto descalabro.

Pero ello no ocurre, y la explosión de reclamos desborda la capacidad operativa del área correspondiente.

 

Tampoco podemos desconocer que los desbordes cloacales se producen por el arrojo indiscriminado de objetos a las cañerías, habida cuenta que hay gente que no las usa como corresponde e introduce elementos inapropiados, o ni que hablar de las empresas constructoras que tiran agua con restos de cemento, en un tema de nunca acabar con la falta total de fiscalización del municipio pese al pedido dramático de los contribuyentes.

 

Así, es habitual encontrar amén de escombros, pañales, cubiertas usadas, objetos domésticos y animales muertos. Las demás obstrucciones se dan por condensación de grasas y aceites o lisa y llanamente por hundimientos, y toda clase de movimientos geodésicos.

 

Si bien es cierto, o coherente que el área Prensa de la Municipalidad podría colaborar activamente con una sólida campaña de concientización para el buen uso de las cloacas, faltan obras de infraestructura, lo que incluye más camiones desobstructores y seccionadores.

 

Por otra parte los desagües pluviales domiciliarios deberían terminar en las calles. Sin embargo, numerosos vecinos, para evitar gastos o roturas en los pisos de sus casas, conectan las cañerías por donde baja el agua de lluvia a la red cloacal, lo que ocasiona graves perjuicios, habida cuenta que entre el material orgánico cloacal y un mayor volumen de agua, no queda espacio de aire para evacuar los gases; entonces, las cañerías suelen explotar y se producen desastres.

A esta situación hay que sumarle la obstrucción que sufre el colector cuando el agua arrastra sedimentos.

 

Por consiguiente, reafirmamos, es imprescindible que la Municipalidad asuma el control de obras y para que el profesional que las realice sea idóneo y dé garantías de seguridad.

 

Claro… Obviamente, un alto porcentual de habitantes de la Capital no tiene cloacas. Esa falta de infraestructura es la que deriva en que mucha gente no quiere llenar sus pozos con aguas servidas y las vierte directamente al asfalto. Además de ser una práctica clandestina, ocasiona roturas en el pavimento y contaminación ambiental.

 

El sistema cloacal está debajo de la tierra, no se ve, no se cortan cintas cuando se inaugura una gran obra. Quizás por eso, sólo recordemos que las cloacas existen cuando las excretas salen a la superficie, cuando contaminan el agua, el medio ambiente.

 

Si Varisco es sagaz, discernirá que:

-el servicio de cloacas se encuentra con cobertura y disponibilidad insuficientes,

-que por lo tanto se registran insalvablemente incumplimientos en el servicio de tratamiento de líquidos cloacales,

-que el estado de deterioro de la red está colapsado, por lo tanto la mora en construir, ampliar y acondicionar los segmentos que se encuentran obsoletos o superados (desmoronados), limitan severamente el ordenamiento urbano y la calidad de vida de sus ciudadanos,

-que el mantenimiento ya no basta,

-que el servicio de recolección de efluentes es deficitario tanto en cobertura como en disponibilidad,

-que el impacto ambiental por contaminación es crítico.

 

Pero a la vez, debe actuar con riguroso celo en cuanto a los tiempos de respuesta por reclamos por cloaca y colectores agravando la problemática.

Varisco tiene la palabra. Una pena que, en los espacios periodísticos que utiliza, no se refiera seriamente, ampliamente, agudamente a ello.

 

Robustecemos la idea… El intendente está MUY MAL asesorado. Lo peor es la FALTA DE PALABRA de algunos de sus asesores. Y más execrable… la FALTA DE MEMORIA.