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En medio de un clima de protestas, Francisco aceptó recibir a la CGT

El papa Francisco aceptó recibir este año, en una fecha próxima a confirmar, al triunvirato de conducción de la CGT, que integran Juan Carlos Schmid, Héctor Daer y Carlos Acuña. La definición del primer cónclave papal de las autoridades de la central gremial coincide con el momento de mayor tensión entre el gobierno de Mauricio Macri y el sindicalismo.

 

A partir de múltiples fuentes, la idea de la visita del triunvirato al Vaticano fue conversada durante el encuentro –personal y reservado– que tuvo Schmid con Francisco en diciembre. Para formalizar el pedido de audiencia, los tres secretarios firmaron una misiva que fue llevada al Vaticano por un sacerdote que mantiene fluidos contactos con el mundo gremial.

 

En los primeros días de enero, Francisco recibió la nota con el pedido y dio su visto bueno. La respuesta fue transmitida verbalmente y se acordó que el encuentro coincidirá con un viaje de los sindicalistas a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) u otra de las actividades que suelen llevar a los jerarcas por tierras europeas.

 

Ambas partes acordaron definir el momento y la modalidad del encuentro en modo tal de evitar suspicacias sobre intencionalidades políticas papales. “Queremos que quede lejos de una imagen que permita comparar este encuentro con el de una comitiva sindical que va a Puerta de Hierro”, ilustró una fuente en tono jocoso. Aludía a la residencia madrileña que fue la meca de políticos y sindicalistas durante el exilio de Juan Domingo Perón, adonde peregrinaban en busca de órdenes y consejos políticos.

 

De todas formas, el encuentro buscará mostrar una serie de coincidencias entre la agenda de la conducción cegetista y el papa Francisco. En especial, la convergencia entre el gremialismo y los movimientos sociales argentinos y, en términos más generales, la adhesión gremial a la agenda social del Pontífice.

 

La coincidencia entre los representantes de los trabajadores de la economía informal y el gremialismo lleva el sello papal: Francisco ha tenido numerosos gestos para reivindicar el rol de los movimientos sociales y algunos de los prelados más cercanos al Pontífice oficiaron de facilitadores de una convergencia que culminó, el 18 de noviembre pasado, con la marcha conjunta al Congreso en reclamo de la aprobación de la Ley de Emergencia Social.

 

Los encuentros sindicales con Francisco no son novedad. Pero será la primera vez que el Papa reciba a una comitiva institucional, en representación de la dirección cegetista.

 

El antecedente más cercano fue la reunión, en 2013, con dirigentes de la extinta CGT oficialista de Antonio Caló. Pero fue una audiencia con la Federación de Gremios Industriales. En aquella oportunidad, cuentan que se “colaron” el dirigente taxista Omar Viviani, de fluidos contactos eclesiásticos, y el polémico ex líder del SOMU, Caballo Suárez, hoy tras las rejas por múltiples causas penales. A diferencia de aquel encuentro, la comitiva que visitará el Vaticano representará institucionalmente a la conducción de la CGT.

 

El encuentro entre Francisco y Schmid de diciembre pasado fue una audiencia “personal” que el sindicalista mantuvo en reserva y de la que no dejó que trascendiera una foto. Tuvo como centro del intercambio, que duró más de media hora, los proyectos que impulsa el gremialista en su Santa Fe para la lucha contra la droga. Un tema que también preocupan al Pontífice y a la Iglesia argentina. Además, el triunviro tiene una excelente relación con Juan Grabois, el dirigente de la Central de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) y consejero del Pontificio Consejo de Justicia y Paz del Vaticano.

 

La intención de ambas partes es separar la reunión con el Papa de las protestas que emprenderá la central como parte del plan de lucha definido este jueves, durante la primera reunión del año que realizó el consejo directivo de la CGT. Tras el cónclave, el triunvirato anunció que la central realizará el próximo 7 de marzo una movilización “en defensa del trabajo y la producción, de paritarias libres, de los convenios colectivos de trabajo, del sistema previsional y la salud, de la seguridad social, de la educación y en contra de la flexibilización y del aumento indiscriminado de tarifas”.

 

Se trata de la primera medida de fuerza conjunta y de magnitud contra el gobierno de Mauricio Macri.

 

También se anunció que la CGT se retiraría de la mesa de diálogo tripartita que integra con el Gobierno y empresarios. Además, anticiparon que en la segunda quincena de marzo se realizará el primer paro general contra el gobierno del presidente Mauricio Macri.

 

Una novedad que aporta esta medida, que la pondrá por encima de las últimas huelgas realizadas durante la era kirchnerista, será que en esta oportunidad se adoptará la modalidad de “paro activo”, con una masiva movilización que irá en esta oportunidad hasta la Plaza de Mayo.

 

Más allá de las aclaraciones públicas, la figura papal difícilmente quede afuera de las protestas a lo largo del año. Los movimientos sociales aliados a la CGT que integran el Triunvirato de San Cayetano planean una movilización el 13 de marzo, en ocasión del aniversario de la asunción de Francisco, hace cuatro años. Marcharán hacia Plaza de Mayo, con la consigna “Tierra, techo y trabajo”.

 

Con mayor o menor consentimiento de Francisco, el ascendente camino de las protestas sindicales y piqueteras aparece en 2017 envuelto de un inefable aire vaticano.