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En el campo vuelve a preocupar la pérdida de competitividad

Los complejos productivos que se dedican a la exportación efectivamente se vieron beneficiados por la fuerte devaluación del peso durante este año que los posicionó en un mejor escenario en términos de competitividad y rentabilidad. Sin embargo, los beneficios que trajo la suba del dólar para esos sectores vinculados principalmente a la agricultura de a poco se están viendo licuados por los costos productivos crecientes por efecto de los altos índices de inflación de los últimos meses.

 

Por eso en el campo no sólo evalúan el congelamiento del dólar de octubre a esta parte en 38/38 pesos sino también los planes de política cambiaria para 2019.

El consultor económico Salvador Di Stefano advirtió que “el Banco Central busca un tipo de cambio bajo. Si hay oferta de dólares podría ubicarse debajo de la banda de intervención y lo que el país necesita es un tipo de cambio alto”.

 

“Para los sectores exportadores es un problema grave porque no vemos posibilidad de una recuperación real del dólar”, indicó Di Stefano. “El Gobierno vuelve al escenario de tipo de cambio bajo para estabilizar la inflación y ganar gobernabilidad”, agregó.

 

Para el especialista, “un tipo de cambio bajo es lo contrario de lo que necesitan las economías regionales” dado que “nos lleva a una profunda recesión que no baja el riesgo país, no recupera el crédito externo ni tampoco las inversiones”.

 

Un informe de competitividad elaborado por técnicos de Coninagro alertó que la vitivinicultura y la lechería son los dos sectores más complicados terminando el 2018 en “terapia intensiva” acumulando entre diez y siete meses consecutivos en crisis.

 

En el caso del sector vitivinícola -localizado mayormente en la provincia de Mendoza- la crisis es producto de la sobreoferta de vinos y mostos que promueven precios internos planchados y dificultades graves para financiar la próxima campaña.

 

El sector tambero, por su parte, atraviesa una severa crisis en los últimos años agravada en 2018 por la falta de rentabilidad en la mayoría de los eslabones de la cadena productiva, cierre de cientos de tambos y contracción de las inversiones.

 

“La crisis se debe mayoritariamente a una situación de quebranto, desfinanciación y alta presión impositiva. Todo esto repercute en el bolsillo del productor que termina abandonado la actividad”, dijo Carlos Iannizzotto, presidente de Coninagro, ante requisitoria de los colegas de LPO.

 

El documento de la entidad cooperativa muestra además que las actividades que presentan signos de crisis o están en “rojo” son arroz, avicultura, cítricos, foresto-industrial, fruticultura, papa, ovinos, porcinos y tabaco.

 

Los complejos categorizados en estado “amarillo”, según Coninagro, son yerba, hortalizas, maní y bovinos, mientras que las que están en “verde” son algodón, agricultura extensiva, mandioca y miel porque producen bienes dolarizados.

 

Ante la requisitoria de La Política OnLine, el economista Diego Giacomini consideró que “en el primer trimestre del año se va a alterar la estabilidad cambiaria porque este pseudo plan para estabilizar la macro dura un tiempo. Si las Lebacs eran angina, las Leliq son una pulmonía”.

 

“La política monetaria no está bien diseñada. Las reservas libres del Banco Central son de u$s 12 mil millones, mientras que las Leliq representan u$s 20 mil millones. Es decir, no hay con que pagarlas”, sostuvo Giacomini.