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El tipo de calzado puede ser un peligro para manejar…

Las multas de tránsito pueden llegar a opacar unas vacaciones perfectas. Por este motivo, vale la pena conocer una normativa de la Ley de Seguridad Nacional Vial: “el calzado adecuado para evitar las infracciones es todo aquel de tipo cerrado que, siendo abiertos, sujeten la parte anatómica dorsal, plantal y lateral, con suela antideslizante que permita la sujeción a la goma de recubrimiento de los pedales”. La medida tiene el objetivo de reducir los accidentes de tránsito.

 

Como lo que no está prohibido está permitido, la mayoría de los calzados altos que utilizan frecuentemente las mujeres, con plataformas o con tacos aguja, están tolerados si cumplen con estos requisitos.

 

Otra curiosa infracción tiene que ver con una costumbre muy implantada en las rutas argentinas: tomar mate al volante. Aunque gran parte de la población lo desconozca, esta acción está multada por ley, ya que especifica que se debe tener el volante “agarrado con las dos manos”.

 

La Agencia Nacional de Seguridad Vial recomienda evitar zapatos abiertos o manejar descalzos. “El problema es cuando uno tiene que responder de forma abrupta, por ejemplo, si se cruza en la ruta un animal. No tener un calzado cómodo, antideslizante, cerrado, que tome bien el pie, puede ser un obstáculo para el frenado o puede impedir alguna de las acciones que se realizan al manejar como apretar el embrague o el acelerador. Las ojotas al no estar sujetas a la parte trasera del pie, pueden llegar a provocar un enredo o traba”, advirtieron desde la Agencia Nacional de Seguridad Vial.

 

En concreto, a la hora de conducir, en lo posible el calzado tiene que ser cerrado y estar bien sujeto a los pies, sin hacer “juego”. Esto permitirá acelerar y frenar con mayor precisión y rapidez. Cualquier tipo de calzado abierto, como una ojota o una sandalia, hará que el conductor pierda el contacto ideal con los pedales. Así, podría realizar una presión extra con el pie y eso generaría maniobras bruscas, por ende peligrosas.

 

Las ojotas, además, suponen un riesgo extra: al no estar sujetas a la parte trasera del pie, pueden llegar a provocar un enredo o una traba.

A su vez, los especialistas recomiendan no manejar descalzos, ya que los pies no tienen buena adherencia a los pedales. Si no tienen un buen agarre, la pisada podría ser problemática.

 

En definitiva, manejar sin calzado apropiado representa una sensibilidad distinta y compleja.