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El “Kambio” de discurso macrista es repugnante

Resulta que ahora criticar al Gobierno por haber puesto una bomba financiera bajo los asientos de millones de argentinos es abrirle la puerta a la “Guerra Civil” . Este despropósito de quienes sostienen que de no ser reelegido Macri y ganar Cristina en 2019 vamos camino de terminar como Venezuela, instala una nueva forma de extorsión que pretende hacer callar, o ponerles sordina a quienes piensan distinto y advierten que el modelo económico-financiero propuesto por el presidente de la Nación, en verdad es un patrón dictado por multinacionales, bancos, etc, etc…

 

Durante los tres gobiernos kirchneristas funcionó el modelo amigo/enemigo como matriz de la política. Era un lugar común de la falange de intelectuales y otros adherentes protectores de la Patria Grande o de Cristina eterna, dividir las aguas y etiquetar con la palabra “destituyente” a cualquier antagonista al relato oficial.

 

Macri, por carecer de un canon ideológico normativo que encuadre a sus militantes, lobistas, adherentes y operadores, parecía más flexible y más apaciguador con quienes no participaban ni acordaban con sus políticas. No jugaba al todo o nada. No dejaba de repetir que lo más importante era el diálogo, la diversidad y el pluralismo.

 

Sin embargo, de repente, desde su entorno pasaron a imitar y hasta potenciar la tesis arriba mencionada, denigrando, repudiando, denostando a quienes supuestamente ponen el dedo en la llaga en momentos de inocultable crisis, a lo que otros con ironía agregan la advertencia de calificar como rebeldes sin causa a quienes analizan la situación del país de un modo no funcional al poder.

 

Así, tratan a quienes nos oponemos a tan desquiciado despotismo unitarista, de masoquistas que preferimos pasarla mal con el gobierno anterior que la “libertad y tolerancia” propuesta en el dogma del “Cambio”. Resulta que cuando manifestamos nuestra alarma por el estado de la economía, debemos ser juzgados por presunta deslealtad a una causa.

 

Afirmar que este gobierno deja un país en peores condiciones que el heredado en 2015, destacar el déficit fiscal, la inquietante devaluación, el perturbador índice del riesgo país, las monstruosas tasas, el feroz ajuste, los cierres de pymes, los flagrantes despidos, la mentira de las retenciones, la inoportuna e inadecuada deuda contraída el exterior sumada a los papeles emitidos por el Estado, expresar que el dinero del FMI no alcanza para nada, considerar que estamos ante un derrumbe financiero, opinar que la problemática es grave y nos remite a las peores crisis hiperinflacionarias con default de nuestra no tan lejana historia, significa para los adoradores de Cambiemos que queremos que vuelva Cristina…

 

Al final, Macri, que tanto prometió (en verdad mintió…), que tanto carisma reflejó en sus campañas, a través de sus fieles discípulos (la mayoría rentados, mezclados con una envenenada porción “Anti-K”) apela a un recurso viejo: mancillar a quien se opone, recurre a la invectiva, a la imprecación, a la diatriba cuando alguien exterioriza su percepción de alarma por el estado actual de la coyuntura económica y por las consecuencias que puede provocar.

Para quienes alentaron su llegada al Poder debemos ser juzgados por traición. Así estamos en la Argentina del “Kambio”. Una manera impiadosa de hacer política, fiel a la conducta indolente, indiferente de un presidente de espaldas al Pueblo.