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¿El INADI acéfalo hasta el 11 de diciembre?

Dicen que a río revuelto ganancia de pescadores, ¿pero quién puede ganar revolviendo el río cuando se está terminando una gestión? Es lo que no se entiende y que viene ocurriendo desde hace al menos un par de meses en el INADI. La conducción del organismo viene manteniendo una situación conflictiva con su equipo. El viernes pasado el interventor Claudio Presman le pidió la renuncia a quienes lo acompañan en su gestión, en una maniobra orientada a dejar acéfalo el organismo antes de que asuma el próximo gobierno de Alberto Fernández.

 

Si bien la reunión no tomó por sorpresa a quienes participaron de ella porque el organismo comenzó a transitar un clima enrarecido luego del resultado de las PASO de agosto, sí resultaron sorpresivas las razones que llevaron al funcionario a tomar semejante decisión.

 

De acuerdo a la reconstrucción que pudo realizar iProfesional, el funcionario les informó que quería la renuncia del equipo, conformado por unas 14 personas. Y les aclaró, además, que más allá de lo que decidiera cada uno en relación a ese pedido, él los daría de baja en los primeros días de diciembre.

 

Para ser precisa, el interventor les pidió que elevaran su renuncia en estos días. De lo contrario él la haría efectiva el 6 de diciembre próximo.

 

No fue la primera vez que se había expresado este pedido. Esta solicitud ya la había hecho con menos formalidad unos días antes de las elecciones presidenciales del 27 de octubre. Nadie entiende por qué el apuro en dejar al organismo sin segundas o terceras líneas.

 

Las renuncias solicitadas corresponden a cargos de coordinadores, que forman parte de lo que en la administración pública nacional se conoce como Alta Dirección pública, que abarca a coordinadores y directores.

 

Es decir, que el equipo al que Presman le pidió la renuncia cesa en sus funciones recién el 31 de diciembre próximo. Y eso ocurre de manera automática. En otras palabras, no es necesario que se les pida la renuncia porque ya existe un mecanismo que habilite el ingreso de otros funcionarios ante la llegada de una nueva gestión.

 

¿Por qué Presman quiere que no exista ningún miembro de quienes lo acompañan en su gestión? ¿Por qué anticipar una renuncia, de manera voluntaria o compulsiva, cuando existen los mecanismos institucionales de relevo de funcionarios?

 

¿O en última instancia por qué no dejar a criterio de cada funcionario renunciar o no, como suele ocurrir en otras áreas de la administración pública nacional donde, por motivaciones propias, determinadas personas ya presentaron su renuncia en el GDE?

 

¿Por qué dejar acéfalo un organismo de derechos humanos, en definitiva?

Si el pedido que Presman expresó el viernes pasado se concretara, con o sin renuncias en el medio, el INADI quedaría descabezado y nadie podría, por caso, explicar a la futura gestión qué se estuvo haciendo, qué quedó pendiente o cualquier otra cuestión vinculada con el traspaso de las funciones. Como se supone que sucede en los cambios de gobierno democráticos.

 

Esto, sin olvidar otro aspecto más importante aún: ¿A quién responderán los 450 empleados de planta que posee el Instituto a lo largo de todo el país desde que se produjeran, o no, esas renuncias de manera definitiva hasta que asuman no sólo las nuevas autoridades sino también el equipo que acompañe a la futura gestión?

 

En la reunión del último viernes, cuando la temperatura ya comenzaba a subir en la ciudad de Buenos Aires, Presman sostuvo que esa ¿exigencia? ¿solicitud? que acababa de darle a quienes lo escuchaban sólo se modificaría si se lo pedía Modernización.

 

Los colegas de iProfesional consultaron en el Ministerio de Modernización si se había emitido desde esa Secretaría algún tipo de orden para provocar renuncias de manera compulsiva en organismos de la administración pública nacional. La respuesta fue que no.

 

El cargo de Presman, a diferencia de su equipo, sí finaliza el próximo 9 de diciembre por tratarse de un cargo eminentemente político. Tal como sucederá con el de los ministros y demás cargos que forman parte de la identidad del Gobierno de Cambiemos.

 

La determinación del interventor del INADI es tan llamativa que este medio consultó entre el personal de planta si había antecedentes similares en este sentido. La respuesta fue no.

 

“El que renuncia soy yo, ustedes vean que pasa con quien va a venir. Yo tengo que renunciar porque soy el interventor y esto va a cambiar”, recordaron esos empleados que dijo Pedro Mouratian, interventor del INADI entre 2011 y 2015 cuando venía un Gobierno de nuevo signo político, el de Cambiemos, hace cuatro años.

 

“Hasta la nueva administración le pidió que se quedara y él renuncio porque consideró que había sido una etapa cumplida”, agregaron las personas consultadas.

 

Sin antecedentes, sin mayores explicaciones, esto es lo que sucede en el INADI por estos días. Decisiones políticas difíciles de explicar.