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El fumar no es un placer

Hubo un tiempo en que la gente se preciaba de fumar, eran felices fumando porque aún no se conocían tan a fondo sus efectos nocivos. Para Oscar Wilde, fumar era «el modelo perfecto del placer perfecto. Es exquisito y lo deja a uno insatisfecho. ¿Qué más se puede desear?». Hoy, comprar cigarrillos ya no es un placer. Como el humo, el precio de los puchos se fue a las nubes.

 

El rito de cualquier fumador va más allá de la capa traslúcida del humo al contacto con el aire; significa más que las figuras que esas luchas microscópicas crean –como si se tratara de una premonición o una visión sobrenatural–. Para los incondicionales al tabaco, fumar es, sencilla y profundamente, un placer desmesurado que posee sus sentidos y emancipa las mentes.

 

Sin embargo, hay un obstáculo cada vez más complejo: su costo. El costo de esa adhesión o afecto ya se torna gravoso en extremo.

De hecho, la empresa British American Tobacco —la ex Nobleza Piccardo— ajustó los precios de sus cigarrillos, con un aumento promedio de 5%, imitando los pasos de su competidora, Massalin Particulares, que ya había actualizado sus valores la semana pasada.

 

Desde el lunes 16 de julio, el Lucky Strike Red Box pasará a costar $61 para el paquete de 20 unidades y $33 para el paquete de 12 unidades.

Para las marcas Camel y Parisennes, el precio será de $64 para la versión box de 20 unidades. Por otro lado, el precio de Pall Mall KS de 20 será de 60 pesos.

 

Se trata del quinto aumento del año que aplican las compañías tabacaleras, que ya habían actualizado sus precios en enero, febrero, marzo y mayo.

 

En un comunicado, British American Tobacco reiteró su preocupación por el crecimiento del comercio ilícito en el país y el no cumplimiento del pago de impuesto mínimo por parte de las tabacaleras locales.

“La suba del impuesto mínimo tras la última reforma tributaria del 1 de marzo sobre los cigarrillos y en particular sobre el tabaco para armar y los cigarritos, elimina la única alternativa legal que dispone la industria para luchar contra esta problemática. Mayores impuestos significan una baja en la venta legal de cigarrillos, una caída de la recaudación fiscal y el aumento de la demanda ilegal”, destacaron.