Maran Suites & Towers

El adiós a un periodista deportivo de la “Vieja Escuela”

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- Amarga noticia acabo de leer en las Redes Sociales, merced a un comunicado de la Asociación Paranaense de Básquetbol que hizo llegar su más sentido pésame a la familia de Rubén Franchini, quien falleciera este lunes en horas del mediodía, siendo velados sus restos en Sala de SASFER e inhumados este martes a las 11 en el Parque de La Paz. Semblanza de un periodista deportivo de bajo perfil, plena mesura y con depurada pluma.Un MAESTRO, sí, con mayúsculas.

 

Tuve el honor de conocer a Rubén Franchini en la década del ’90. Por aquellos días, él retornaba a la Redacción del prestigioso periódico, sumándose al área Deportes como coordinador.

Si bien llegó a una Sección donde lo que más faltaba eran cronistas activos para cubrir diferentes espectáculos de un amplio abanico de disciplinas, nunca esgrimió una postura directriz. Más bien, se puso a disposición, como un amigo más, para colaborar en todo lo que sea útil en pos de agilizar cierres.

 

Su mesura, su respetuosidad, su humildad fueron un sello indeleble. Ese don de ser jerarquizó con su impronta las páginas El Diario.

Tal vez, los años, la madurez, la sapiencia, nos privó de conocerle una línea Editorial de influencia, formadora de opinión, clarificadora.

 

Su escritura estaba absolutamente desprovista de análisis subjetivo, evitando la remarcada repercusión, esquivando a lo controversial, a la discusión, al debate.

No fue un periodista de rubricar sentencias, pero ensalzó su labor, ennobleció la profesión con su insigne savia y sabiduría para defender el género que abarcó sin perder contemporaneidad.

 

La pena que humedece nuestros ojos, emocionando la fibra anímica más íntima, se enlaza a que lo consideré un Maestro, aún en la divergencia, en la sana discrepancia.

 

Rubén me transmitió con férrea energía sus convicciones, y transfirió sin soberbia su firmeza de concepciones.

Acaba de partir rumbo al descanso eterno. Nos deja como herencia su sentido de la responsabilidad, de la eficiencia, del compromiso pletórico en honradez, moral profesional intachable.

 

Quizás por esa discreción, por esa prudencia, por ese no exponerse a la discusión, se despide sin los honores que merece, pues en nuestro tan frívolo, insubstancial ámbito lo mismo un burro que un gran profesor…

 

Rubén Franchini no fue un periodista incisivo, audaz, intrépido, como el criterio que elegimos abrazar, pero de igual modo valoramos el legado de INTEGRIDAD que nos entregó en vida.

Por ello sabemos que siempre nos acompañará y nos dará fuerzas para no arriar las banderas pletóricas de decencia profesional que él supo enarbolar en pos de DIGNIFICAR una labor denostada, vilipendiada por tantos atrevidos que no tienen idea de valores, de principios éticos.

 

Hasta cualquier momento Rubén, y gracias por tu mano siempre extendida en pos de colaborar y esgrimir el consejo dispuesto, oportuno, para enriquecer nuestro acervo.