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DÍA DEL PERIODISTA: HORA DE RECONSTRUIR EL PARADIGMA EN UNA PROFESIÓN CADA VEZ MENOS RESPETADA

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- En el Día del Periodista, los que hacemos Cuestión Entrerriana nos adherimos a apreciadas salutaciones y retransmitimos el saludo a todos aquellos que sienten y viven la vocación de la comunicación cada día, con la mirada puesta en la búsqueda de la verdad.

 

No hay duda alguna que el periodismo argentino profundiza una crisis inconmensurable en lo inherente a deber, compromiso, obligación, lealtad y el DERECHO que le asiste a cada trabajador con relación directa o indirecta de dependencia.

Ciertos (tantos…cada vez más) medios y su falta de contenido como credibilidad hacen la otra parte para que aumente la influencia de la prensa ciudadana. Sin embargo, no todo está perdido. Los empresarios deberían torcer el rumbo, hurgando en lo que el Pueblo desea consumir.

 

Se cita de modo constante la palabra “precarización”, sin embargo sobran ejemplos respecto al rol adaptable de tantos colegas a quienes se puede leer, oír, ver en distintas tribunas como hasta cumpliendo labores para el Estado, con una simultaneidad y polifacetismo o versatilidad peculiar.

No es de HOY. Hace décadas se contempla ello. El punto es indagar acerca de si se trata de un exceso de protagonismo, si se vincula a una insoslayable búsqueda de mayores ingresos (pasó desde nuestro propio inicio en la profesión), o si es un mix de ambas tendencias.

 

Bajos salarios, pagos irregulares y condiciones poco ideales en materia tecnológica, son temas que a diario se refutan, ante una crisis financiera indudable que soportan la mayoría de los medios privados.

Hay voces que mencionan la palabra “explotación”, sin embargo, así como se debe lamentar un silencio patronal execrable, los propios periodistas incurren en un mutismo particular que se aviva o se extingue por fugaces ráfagas, dependiendo de los acuerdos individuales que se instrumentan con la Patronal, muchos de los cuales se cristalizan parcialmente, beneficiando a los más sagaces (o a veces más inescrupulosos…) y postergando a una mayoría que se queda esperando la bajada de línea gremial.

 

Los ciudadanos siguen queriendo saber qué ocurre, esperan explicaciones, demandan debate público con respeto a los hechos y espacio amplio y diferenciado para las opiniones.

A eso llamamos periodismo, viejo y nuevo, periodismo de siempre. Y hay más obligación ética de ejercer espíritu crítico que nunca y, también, más materias para evaluar, para estudiar, para tratar con erudición periodística.

 

Steve Jobs decía no hace mucho: “Necesitamos el criterio editorial más que nunca… Cualquier democracia depende de una prensa fuerte y sana”.

Ahora bien… ¿Hacemos el periodismo que reclaman los ciudadanos?

 

Los soportes son importantes, la propiedad intelectual también, la gratuidad, un problema…, pero sin contenidos no hay futuro. ¿Cuántas veces lo hemos advertido?

Y los contenidos necesitan artesanos, profesionales preparados, experimentados, independientes y libres, es decir, PERIODISTAS con mayúsculas, no meros propagadores de noticias o de crónicas sin el más básico grado de opinión, de tratamiento.

 

El rescate del periodismo, como institución de la cultura democrática, está en la base de una estrategia social y política que no siempre se corresponde con el determinismo de los modelos de negocio.

La lógica que alimenta la ruptura generacional se asienta en una tendencia global hacia la transparencia y la disolución de los diques de desinformación, censura y propaganda que aún levantan los viejos muros de la historia.

 

Cuando se habla de modelos de negocio periodístico y de cómo aumentar los ingresos, los expertos raramente se detienen en el elemento central: la credibilidad.

Si todo el andamiaje de los medios está construido sobre la base de que alguien pague por la información, ¿qué sentido tiene pagar por información producida por un medio que ha perdido la credibilidad, y su línea editorial ha pasado a ser cortar y pegar gacetillas, emitir líneas de opinión solo favorables al Gobierno, redactar crónicas básicas, publicar entrevistas que se ven por tele o escuchan en radios y se contemplan en la web con mayor inmediatez?

 

El panorama de los medios tradicionales es desolador y todo indica que la agonía va a seguir inexorablemente pues quienes los manejan siguen sin apreciar cuál es la solución.

Paradójicamente, la descomposición de las empresas combinado con la revolución tecnológica que abarata muchísimo todos los costos de producción dibuja un terreno en el que nunca hubo tantas oportunidades para los nuevos medios que deseen hacer viejo periodismo: es decir, el periodismo independiente de toda la vida. Con mayor o menor acierto, pero más o menos independiente.

 

Todo el mundo aspira a innovar y a sentirse parte de grandes revoluciones que cambiarán el curso de la historia, lo cual contribuye a exagerar la importancia que se da a muchos fenómenos que solo la perspectiva del tiempo pondrá en su lugar.

En el periodismo, todos los gestores quieren dar un salto de modernización para adecuarse al siglo XXI centrándose en temas tecnológicos que no entienden y ninguneando su principal activo: los periodistas, el contenido y la credibilidad editorialista.

 

Debemos volver a las fuentes, al periodismo que busca activamente la verdad, que practica la verificación más que la aseveración, la precisión antes que la velocidad; que hace un relato interesante, apasionante, de hechos relevantes; que rectifica diligentemente cuando se equivoca; que practica la transparencia y muestra su trabajo; que evita los agujeros negros del partidismo político o ideológico; que se comporta con imparcialidad y huye de la equidistancia; que cuida la independencia respecto a las fuentes y evita la tentación de las modas y de sus propios intereses o preferencias para no enturbiar el buen juicio.

 

Las empresas periodísticas, para ser rentables, deben transformarse en cuanto a la suma de procesos intelectuales y a la interacción con la ciudadanía.

Para ello, es vital que los periodistas se conviertan en verdaderos editores honestos de las expresiones ciudadanas.

 

No podemos dejar al periodismo honrado, libre, profesional, como una ilusión, como una utopía.

Los ciudadanos no dan la espalda al buen periodismo, a ese que analiza, que opina, que critica con total libertad, sin condicionamientos, caiga quien caiga. Llegó la hora de que los empresarios comprendan sabiamente este ineludible postulado. Solo así podremos salir de tan oscura coyuntura.

 

Se habla de sueldos atrasados, pagos desdoblados, infraestructura obsoleta, de precarización laboral, de vaciamiento de empresas.

Pero de lo que no se habla es de la calidad del producto que hace años, MUCHOS AÑOS, ha perdido calidad, jerarquía, y hasta la característica indeleble que quienes, con su estilo, con su talento y disposición prestigiaron los espacios.

 

No convalidamos el desquicio por parte de las Patronales en NO PAGAR los sueldos a término, desdoblando en cuotas los honorarios, sin respetar en lo más mínima la fecha JUSTA y LEGAL.

Rechazamos tajantemente a aquellas empresas que no cumplen con sus convenios y propician la PRECARIZACIÓN laboral, NO CUIDANDO al personal que da su vida por las mismas.

 

Reprobamos no conferir las condiciones laborales pertinentes, sea en cuanto a ámbito como a equipamiento.

Aunque a la vez desaprobamos la falta de LEALTAD de periodistas que generan información en un medio y la vuelcan en otros “por amistad” o por convenios clandestinos que solo acentúen procesos de flexibilización laboral o desregulación del mercado de trabajo: bajada de salarios, abaratamiento del despido, ausencia de indemnizaciones, falta de coberturas sociales, contratación temporal, etc, etc…

 

CONMUEVE que haya colegas, sin trabajos extras, sin estabilidad laboral, sin Obras Sociales, que puedan estar sufriendo, ellos como sus Familias. Sí… MOVILIZA…

De hecho, que HE SIDO, Y SOY VÍCTIMA de este manejo execrable de los medios en Paraná y seguramente en gran parte del país.

 

Es imprescindible, insoslayable, generar un drástico giro en los medios, en lo administrativo como de modo especial en la dirección periodística, en las Secretarías de Redacción, en las condiciones ineluctables desde el plano laboral-legal y así los hoy polifuncionales periodistas modifiquen sus conductas y/u ocupaciones en un marco inquebrantable de FIDELIDAD LABORAL.

Ni siquiera hablamos de EXCLUSIVIDAD… Solo enunciamos ello en lo concomitante al TIEMPO que le otorgan a sus quehaceres, a sus roles, y en definitiva a lo que se vuelca en tal o cual medio., comparativamente hablando a lo que exponen en otros medios de forma paralela.

 

Enviamos un abrazo fraterno a todos los colegas amigos que trabajan intentando ser fieles a sus convicciones más profundas, diseñando miradas y opiniones sobre nuestro mundo, elaborando mensajes que ayudan a entender íntegramente nuestra realidad, informando con responsabilidad y verdad, escuchando sensiblemente la voz de la sociedad que los contiene y los ha visto crecer y desarrollarse.

 

Del mismo modo, los invitamos a mantener enfocada la pluma y la oratoria en los valores perdurables de verdad, libertad, paz y justicia, alimentando la opinión de la sociedad, sobre sus instituciones, sus actores políticos y sociales y sobre el quehacer comunitario, como una red indestructible que permite interactuar seria y responsablemente a todos, reconstruyendo principios republicanos.