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Dé cátedra maestro…

Otra nota de color, y agradable por cierto, lograda este martes por la tarde en el gimnasio del AEC, fue observar que el ex internacional Darío Salvador Rodríguez sigue dirigiendo y exhibiendo sus dotes y reflejos al 100 % nada menos que en categorías Menores y Juveniles. El talento está intacto.

 

Darío, ex juez FIBA y sin dudas uno de los mejores árbitros que dio Entre Ríos al básquet argentino, dirigió a los U15 de Echagüe y Recreativo como luego a los U19 de ambas entidades, haciendo gala de su erudición, pero sobre todo de la madurez y sabiduría que confiere la trayectoria.

 

Ya no se ve un árbitro intransigente y hasta -ante diversas coyunturas- férvido o exaltado. Más bien todo lo contrario. Junto al joven Luchito Manzo, hijo de la queridísima Stellita Manzo, una de las árbitras Femeninas de mayor predicamento, Darío Rodríguez manejo con sumo equilibrio cada uno de los partidos y vaya coincidencia… Casi ni se escucharon reclamos de los entrenadores, pese a algunos fallos u omisiones un tanto controvertidos o debatibles.

 

Y algo más… Darío, no solo que cobró acertadamente sino que habló en varias oportunidades con los jugadores, en especial con los más enardecidos, arrebatados o acalorados, propendiendo a calmarlos y a explicarles o hasta advertirles respecto a procederes ilegales.

Un gran ejemplo para los árbitros más jóvenes. Ojalá que Darío siga en esa línea. La que mejor le queda. La del diálogo, no exento de ascendiente, de autoridad, de imperio por lisa y llanamente ser el juez para impartir concretamente justicia.

 

Tibios, endebles, timoratos, dubitativos, no sirven. Pero tampoco es conveniente el arbitraje engreído, presuntuoso, totalitario. Este Darío Rodríguez realmente dejó una buena imagen y lo queríamos destacar.