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Conmoción y profundo dolor en el básquet: falleció Mariano Latorre

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- Honda atribulación produjo en el seno del básquet argentino la noticia inherente al absolutamente inesperado deceso de Mariano Latorre, ex jugador de Liga Nacional y sobresaliente conductor/animador de relevantes acontecimientos basquetbolísticos, brillando en el rol de manager de las mascotas Rosco, Lola, Foxy y coordinador del Power Team, un equipo de virtuosos acróbatas extremos. El líder de Time Out Producciones falleció en la madrugada de hoy, víctima de un infarto.

 

Latorre, que representó a la Provincia de Buenos Aires en distintas ediciones del Campeonato Argentino de Básquetbol, se formó como jugador en El Talar, Harrod’s, y Villa Adelina.

Su incursión en el profesionalismo dio comienzo en el Club Córdoba de Corrientes, para posteriormente vestir las casacas de Gimnasia y Esgrima de Pergamino, Ferro Carril Oeste, Deportivo Roca de Río Negro (junto al inolvidable Leopoldo Ruíz Moreno), Universidad de Buenos Aires, Deportivo San Andrés, Quilmes de Mar del Plata, y en su última etapa militó en la Primera Metropolitana representando entre otros equipos a José Hernández, Morón, Obras, Pinocho y San Lorenzo.

 

Como jugador se caracterizaba por su actitud y su inteligencia para moverse con versatilidad tanto de espaldas como de frente al canasto.

Habiendo colgado las zapatillas, creó y entrenó las novedosas mascotas Rosco, Foxy y Lola, como presentó al Power Team, ejerciendo su tarea con notable carisma.

 

Con una dosis encomiable de simpatía, calidez, y espontaneidad Mariano se ganó no solo el respeto de protagonistas (jugadores, entrenadores, árbitros, dirigentes) sino en especial de los espectadores a lo largo y ancho del país.

Conocedor de los tiempos de un juego, manejó con perspicacia, con plena lucidez las intervenciones de cada espectáculo por él montado.

 

Esa nobleza como atleta y esa sencillez o llaneza como animador que lo caracterizaron, hicieron de él un personaje queridísimo por todos. Claro está, cuando el show concluía, las luces se apagaban, mientras que algunos asumen un vedetismo ridículo Mariano Latorre conservaba su sonrisa cándida, su gesto franco, humilde y pletórico en cordialidad.

 

Por todos estos valores que supo exhibir, su muerte duele, atribula, acongoja. Que en paz descanse. Nuestro más profundo anhelo de sana resignación para su Familia.

Hasta siempre Mariano. Gracias por tu generosidad, por tu pasión, por el amor que le dedicaste a la “Naranja”. El basquetbol argentino llora desconsoladamente tu partida.