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Colectiveros: ¿los reyes de las calles?

Eran las 19.19 de éste miércoles 25 de abril. Delante de nuestro humilde auto se trasladaba por calle Feliciano, en sentido oeste a este, a regular velocidad, el Coche 2235 de la Empresa ERSA Línea 6. Nada hacía suponer que seríamos rehenes de una maniobra brusca efectuada por el chofer de esa unidad y posterior clausura transitoria de la arteria al dejar cruzado el ómnibus sin importar la cola que se armó e ignorando o desestimando las necesidades de continuar desplazándose los demás transeúntes en sus respectivos móviles.

 

Todo empezó cuando como si fuera de la nada, aparecieron por Cura Álvarez, seguramente salidos del establecimiento educativo sito en esa zona, un grupo de cinco jóvenes de ambos sexos, haciendo señas al micro que frenó abruptamente casi en el medio de la calle (sobre Feliciano), no logrando acercarse al cordón de modo primario al estar allí estacionado un Dodge 1500 color naranja.

 

Raramente, milagrosamente, el conductor del micro optó por la frenada intempestiva para no dejar “a pata” a los chicos y chicas, como tampoco “tocar” al auto mal ubicado. Y está muy bien su intención, lo rescatamos, pues hubiese sido más “usual” que el coche mal aparcado hubiese “ligado” un “toquecito ejemplificador” o de última el ómnibus seguía viaje y que esperen al siguiente los usuarios.

 

Lo que no estuvo bien fue la parsimonia del chofer quien impidió un normal fluir del tránsito de exactamente diez autos cuyos conductores -de manera resignada- esperaron, entre ellos nosotros, la módica cantidad de 4 minutos para que mueva el “Coloso” Rojiblanco, con guardas negras.

 

De nada valieron bocinas, luces altas, y hasta un par de gritos. Algo le sucedió al chofer que estorbó a personas que podían tener sus urgencias.

Éramos los primeros de la fila, por eso podemos dar éstos detalles y DAMOS FE, ATESTIGUAMOS, que pudo correrse un par de metros y con eso bastaba para que se arme un ajustado pasadizo, pero brecha al fin en pos que todos sigan haciendo “sus vidas” normalmente.

 

Quiso Dios que ninguno de los que apelamos a la paciencia “se saque”, de lo contrario todo pudo terminar mal. Lo máximo, repetimos, fue un par de gritos que tal vez ni siquiera escuchó absorto en su mundo de boletos y heterogeneidad de pasajeros, o “dibujando” horarios de algún que otro recorrido de ramal.

 

Somos francos. No tenemos idea qué le sucedió, pero nos quedamos con la ”sangre en el ojo” preguntándonos si lo mismo hubiese acontecido pero al revés… O sea, un auto particular, o hasta PEOR AÚN, un remise, un taxi, paran mal, y no dejan pasar a 10 micros urbanos… ¿Cuál hubiese sido la reacción de los choferes?… Señoras… Señores… hagan sus apuestas…

 

Claro que la jugada pagaría poco pues el resultado palmario, el pronóstico hubiese sido unánime: el que paró mal o era atropellado o era “invitado cortésmente” a desalojar el lugar en 10 segundos…

Ello demuestra que muchos conductores de micros en Paraná (en sí, seguro que en todas las ciudades del país…) se sienten los Reyes de las Calles, a lo sumo eclipsados por algunos remiseros o taxistas, o hasta por desafiantes Cadetes Motoqueros. Y, ya más controlados, podrían ubicarse los camioneros/transportistas/fleteros de empresas que cargan y descargan mercadería en zona céntrica, o como ya contamos días atrás, los guías de Camiones de Caudales.

 

En concreto, quien dude de ello, que haga la prueba… Demórese unos segundos nada más con un micro atrás… Ya saben cuál es el resultado. Y ni que hablar entonces de una maniobra brusca que pueda incomodar a los conductores de transporte diverso.

Ellos sí pueden enojarse, pueden fastidiarse y tirarte todo el peso de sus máquinas. Ahora bien… ¿no tienen temor a que un día un conductor de autos que necesita llegar a un determinado lugar con urgencia  reaccione vehemente y le rompa un cristal, un espejo o hasta lo baje del micro para darle una tunda?…

 

¿Adónde quieren llegar algunos choferes que creen que tienen la potestad de hacer lo que quieren?… Ojo… El de ésta ocasión pudo haber sufrido alguna coyuntura que no supimos, pero bien vale de reflexión para tantos episodios similares en una capital de provincia donde se maneja horrible,

-donde hay gente que con notable parsimonia conduce sus unidades por la mitad de la calle a menos de 20 km.,

-que dobla sin poner guiño o hasta haciendo curvas de lado a lado,

-que sale de estar estacionado sin ver quien viene,

-que estaciona en cualquier lado,

-con autos sin frenos, sin luces, sin patentes y hasta sin seguros,

-con motoqueros sin cascos sobre unidades en condiciones deplorables de seguridad,

-con ciclistas osados y expuestos a cualquier tragedia,

-con chicos en bicis tipo de cross o patinetas metiéndose hasta de contramano exigiéndosele casco a quienes circulan en motos y no a éstos peligros latentes,

-con algunos taxistas, remiseros y colectiveros que obran con un Código de Convivencia Exclusivo, el cual solo beneficia a ellos,

-con algunos conductores de colectivos o camiones que destrozan cordones doblando espantoso,

-con calles patéticas en cuanto al estado del pavimento,

-con calles pésimamente señaladas, sin sendas peatonales y con carteles destruidos o dispuestos cambiando sentido de las mismas,

-con veredas destruidas, las cuales en muchísimos casos provocan que uno deba bajarse del cordón a la calle peligrosamente,

-con calles de visuales obstruidas por ramas de árboles o plantas diversas,

-con semáforos que no se respetan,

-con líneas verdes que se desconocen,

-con miles de imprudentes, etc, etc, etc…

 

En fin… Las calles de Paraná son una tentación a que “El Diablo meta la cola”… Pero, insistimos, no hay con que darle a algunos choferes de micros, remises o taxis. Hacen lo que quieren, repetimos, hasta que ALGUIEN se harte y proceda a CORREGIR a éstos conductores que aparentemente tienen un VÍA LIBRE por parte de los Agentes de Tránsito, quienes hacen la vista gorda quizá con una orden “desde arriba”.

 

Y respecto al chofer de la unidad pre-citada lo invitamos a reflexionar, renovando la pregunta ya consignada: ¿si él hubiese tenido que esperar, cómo actuaba?…Fue muy humano con los chicos que le pidieron que frene, o igualmente muy civilizado al no buscar un mejor estacionamiento aplicando un correctivo al Dodge anaranjado, pero faltó ABSOLUTAMENTE el respeto a quienes nos dirigíamos a distintos sitios y vimos postergados  varios minutos de manera tan innecesaria como injusta pues solo debía correr el micro, reiteramos, poco mas de un metro.

Miren con cuán poco se evitaba ésta perorata…Aunque bien vale reflexionar sobre éste tema para empezar a comprender que el Derecho de uno termina donde empieza el Derecho de los demás.