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Carnaval del País: Los protagonistas sin rostro

Los medios difunden las caras del Carnaval del País: dirigentes, directores, carroceros, integrantes, músicos, nos cuentan desde la prensa como se prepara una comparsa, cuáles son los temas y todo lo que conlleva un armado. A la par, detrás de escena, hay otros protagonistas, tan importantes como los anteriores, que ayudan a que este espectáculo tenga la importancia que hoy tiene. Bomberos, mozos, vendedores, controles de puerta y seguridad, viven esta fiesta desde otro lugar, pero la sienten como si estuvieran en la pasarela frente a miles de espectadores.

 

Las primeras sombras de la noche empiezan a cubrir la ciudad del carnaval, el gigantesco escenario que alberga el espectáculo más importante de su tipo en la Argentina, comienza suavemente a despertar para otro sábado de frenesí. Los integrantes más madrugadores ya pasean por las calles aledañas con sus rostros maquillados, se vislumbran los espaldares transportados en pequeños carros hacia “la previa”, ya se respira en la zona, el aroma que  caracteriza  desde hace años al verano de Gualeguaychú. El primer corsódromo del país, el más extenso, empieza a recibir a quienes arman, cada noche de sábado de enero y febrero, la logística de sillas, cantinas y sonido que se apresta a recibir a una multitud, en algunos casos, superior a las 25 mil personas.

 

Nos acercamos a una de las entradas de “la previa”, ansiosos por descubrir uno de los lugares con más mística de la ciudad, el sector donde conviven carrozas e integrantes de las tres comparsas que desfilan anualmente, donde las banderas, que luego se defienden apasionadamente en la pasarela, se dejan a un costado. Allí, salvo raras excepciones, se mimetizan los protagonistas de los tres grupos que luego competirán en el asfalto del escenario por más de tres horas.

 

En el ingreso, nos encontramos con uno de los más celosos custodios del sector, Oscar, quien nos cuenta que trabaja en Carnaval desde el 83: “A veces la puerta es difícil, debemos manejar criterios con mucha responsabilidad, a mí me encanta, nunca salí a la pasarela pero esto me gusta mucho, lo siento dentro” nos contaba el guardián de uno de los accesos. Oscar se siente importante en su función, tanto como un integrante de comparsa. “Trabajamos cuatro o cinco compañeros aparte de la Policía, hay miles de anécdotas tanto de este lugar como la puerta cuatro o la de salida que me ha tocado estar” notándose claramente un énfasis particular cuando hablaba de lo importante de su función o de la del resto de sus compañeros. “Hemos visto pasar mucha gente conocida por aquí, como Natalia Oreiro o Lía Crucet, esa gente la bajábamos nosotros o la acompañábamos para que nadie les moleste y también puedan disfrutar del carnaval, son cosas lindas que te quedan, inolvidables, hasta a Graciela Borges la tuve cerca una vez” nos dice mientras de costado, mirando por encima de su hombro seguía controlando su puesto de trabajo, la tarea asignada que no olvidaba en ningún momento, aun cuando forzaba su memoria para referirnos alguna anécdota. Ya comenzaba a llegar gente y preferimos dejarlo con su trabajo, dejarlo con su pasión, con su forma de vivir el Carnaval de Gualeguaychú.

 

Nos dirigimos a un número considerable de uniformes azules que estaban intercambiando opiniones y señalando a uno y otro punto del sector; era un grupo de Bomberos Voluntarios que cumplen un rol importantísimo en el espectáculo. Iván e Ingrid, con casi una década colaborando en la fiesta nos contaban que se encargan de todo lo que es prevención en el tema carrozas, integrantes e incluso han atendido casos de pánico de alguno que no ha soportado la altura de esas majestuosas obras de arte. Su rol es acompañado por Defensa Civil y equipo de Salud, los tres pilares de la necesaria prevención. “La fiesta no sólo ha crecido en calidad o con más espectadores, sino que ha mejorado notablemente el orden y nuestro trabajo se ha facilitado muchísimo con respecto a unos años atrás, ahora hacer prevención es menos complicado que antes”, expresaban los dos actores sociales que también cumplen un rol insustituible durante el desfile o la previa.

 

Antes de retirarnos de la previa nos acercamos a dos de las integrantes de comparsa que minutos después desfilarían, con realidades diferentes. Pierina cursando aún su secundario, Salomé estudiante de Periodismo en La Plata, una de Papelitos, otra de Ara Yeví. La primera con una altura envidiable, la otra soportando las cargadas de sus compañeras en las fotos, pero unidas por un mismo sentimiento, la pasión del carnaval, que como ella mismas lo expresaron, “dura todo el año, no es solamente en el desfile”.

 

Debíamos continuar nuestro trabajo así que pedimos permiso a José Luis y Pablo para ingresar nuevamente a  pasarela,  ellos trabajan hace más de dos décadas en la fiesta y se autodenominan “conocedores” de cada cosa que sucede frente a esa puerta que controlan como fieles cancerberos “porque todo debe salir bien y nosotros somos responsables de eso en este lugar, lo que hacemos es muy importante” nos decían previo a permitirnos el paso.

 

Alfredo es uruguayo, de Fray Bentos y trabaja en Canal 12, estaba con esposa Marisa y su hija Yasmine, ya habían venido para Carrozas en octubre y otros años al Carnaval. “Esto es muy diferente al nuestro, parecido al brasilero, pero la majestuosidad de las carrozas, los colores, las plumas, la música en vivo, es impresionante” relataba mientras la más pequeña del grupo tomaba prudencial distancia del micrófono.  Marisa puntualizó que era un hermoso espectáculo para la familia y muy bien cuidado, que siempre dan ganas de volver. Estratégicamente, en medio de la charla nos acercamos a Yasmine, que cuando lo advirtió no le quedó otra que hablar ante la insistencia de sus padres: “Me encanta verlo desde acá, desde las sillas, no me animaría a salir a la pasarela, me alcanza, desde acá se ve hermoso” nos refería la más pequeña de este grupo de fraybentinos, asiduos concurrentes a nuestros eventos.

 

Seguimos recorriendo la pasarela en busca de nuevos testimonios. Nos llaman la atención tres pelucas multicolores y por debajo de ellas una sucesión infinita de selfies que amenazaba con agotar la memoria de los celulares. Alberto, Osvaldo y Pablo de unos cuarenta y tantos años, oriundos de La Plata, se retrataban en cada rincón del Corsódromo. Abrazados, sentados en las chapas que delimitan la pista, de a uno o en grupos, digitalizaban cada momento. “Esto es increíble, él -señalando a Pablo- es la primera vez que viene, y costó un poco convencerlo” decía José  mientras se acomodaba su peluca turquesa brillante. Luís agrega que “esta es una fiesta para todos, desde chiquitos, adolescentes y adultos, vengas con quien vengas te divertís en un marco de absoluto respeto, es increíble, no lo vemos en todos lados”. A Pablo, “el nuevo” como le decían sus amigos, se le notaban las expectativas de que ya comience el espectáculo, esa media hora que faltaba le iba a ser eterna, pero igual nos deja su opinión: “Si es la mitad de lo que me contaron, seguro vuelvo el otro fin de semana”, comenta ansioso. Los dejamos, nuevamente sacaron sus celulares, que solo habían descansado unos minutos y la catarata de selfies volvió a surgir, sus risas volvían a inundar ese pequeño sector de pasarela que iban recorriendo.

 

Unos metros más allá nos cruzamos con Néstor y Daniel de Defensa Civil Municipal, que al igual que Bomberos, cumplen el rol vital de la prevención en otros puntos pero con la misma significación, son celosos custodios de condiciones de tribunas y seguridad en todo lo que es el Parque de la Estación que alberga al Corsódromo. Daniel podría contarnos mil anécdotas que han sucedido a lo largo de los años que ha estado junto al carnaval, pero se queda con una: “El año que se inauguró el Corsódromo, quince días antes veíamos que no llegábamos, que era imposible, pero no preguntes como, quizás milagrosamente, el Corsódromo brilló a pleno la noche de inauguración como estaba pactado”, rememora.

 

Ya culminando la recorrida, nos cruzamos con Héctor, un vendedor de cotillón, nos acercamos y cuando le contamos cual era el objetivo se sorprendió pero con una sonrisa en sus labios accedió a un par de preguntas “porque tengo que seguir vendiendo” nos dijo. También sus palabras denotaban carnaval, en él encontramos ese orgullo que vimos en cada uno de los entrevistados, ese sentirse parte de la fiesta. “Yo recorro pasarela y otros lados, todos quieren un gorrito o algo de cotillón” cuenta, para escaparse raudamente para seguir vendiendo, en este caso  una peluca brillosa a un espectador de primera fila.

 

Dejamos a Héctor y nos aprestamos a retirarnos, debíamos cruzar la zona de palcos y VIP. Allí nos cruzamos con Bruno y Marianela, dos jóvenes adolescentes que oficiaban de mozos de ese sector, sonrientes y con cierta timidez nos expresaron algo que se repetía y repetía, la importancia que era para ellos estar “trabajando en el Carnaval de Gualeguaychú” y prestamente se dirigieron a continuar con su función.

 

Metros atrás del palco está el sector de los encargados de prensa de la fiesta, allí encontramos a María Agustina Hildt, quien desde este año es parte del equipo junto a Joaquín y Gimena. Con la locuacidad que la caracteriza, nos contaba que ella era la encargada de los partes, que es un gran equipo de trabajo donde cada uno tiene asignadas sus tareas, que la de ella era producción de contenidos y redacción: “Más que un equipo parecemos una enorme familia, donde cada uno aporta lo mejor de sí en pos del objetivo final”, expresaba. Agregando luego que “cada noche es diferente y es un verdadero desafío, ninguno igual al anterior, si bien se trabaja toda la semana, la noche de carnaval es una gran prueba para todos, todo tiene que salir bien”, sostiene.

 

Ya la última de las comparsas estaba sobre el cemento de la pasarela, llevábamos casi siete horas viendo otra cara del carnaval, aquella que no se transmite por televisión ni se ve reflejada en las fotos de quienes visitan el Corsódromo, pero nos dimos cuenta que tiene la misma importancia, y que quienes ocupan esos lugares, sienten la misma pasión que quien desfila, el que va en una carroza o canta dentro del circuito. Descubrimos otro carnaval, pero con el mismo sentimiento y con la misma pasión, orgullo y dedicación para, entre todos, armar esta maravillosa fiesta que es el Carnaval del País.

Fuente y fotos: Gentileza Eugenio Jacquemain – Pedro Rondán – Atención Prensa Carnaval del País.-