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Cambiemos… ¿En venta el CENARD?

En los últimos días crecieron los rumores acerca de que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires venderá las tierras y trasladará el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo a la Villa Olímpica. Desde el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, a cargo de Horacio Rodríguez Larreta, estarían pensando seriamente en concretar esa operación para usufructuar el valiosísimo predio enclavado en el barrio de Núñez, zona norte de CABA.

 

Según una nota publicada por el periodista Ernesto Rodríguez que sigue muy de cerca la actividad olímpica de nuestro país, tiró la “bomba” que ha repercutido fuertemente en el ámbito deportivo argentino. No solo por el abordaje presunto de una operatoria inconsulta sino también porque está en juego la continuidad laboral de 450 empleados.

 

El CENARD cuenta con un instituto educativo secundario y uno terciario, un hotel con capacidad para 320 personas, dos pistas de atletismo, un complejo de canchas de tenis, un campo de fútbol, una pileta olímpica cubierta y una de clavados, un patinódromo, una cancha de hockey de césped sintético, palestra de escalamiento, frontón de pelota, dos complejos de pesas, gimnasios equipados para entrenamientos de deportes de conjunto, un complejo de gimnasia deportiva, laboratorios y consultorios médicos, un polideportivo con capacidad para 2.000 personas y las oficinas de la Secretaría de Deporte de la Nación.

 

La pretensión de cristalizar “el más grande negocio inmobiliario de la historia de la ciudad” (aspiran a conseguir más de u$s 1.000 millones sólo por la venta de terrenos) estaría en marcha.

De hecho, el seleccionador de vóley Julio Velasco ya lo deslizó cuando subrayó su disgusto que lo dejaba al borde de la renuncia, “porque quieren trasladar todos los deportes a la Villa Olímpica de Villa Soldati”.

 

Intentando ser algo más específicos, el cierre del Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo es una decisión que se viene madurando desde hace dos años a caballo de un plan global del Gobierno porteño para lucrar con tierras que considera “improductivas” lo que no sólo dejaría al deporte nacional sin su principal espacio de entrenamiento, sino que generaría un impacto ecológico de magnitud y, repetimos, generaría la posible salida del mercado laboral de 450 trabajadores.

 

Ejemplifiquemos con más data fehaciente. Tras un tironeo legal que duró casi tres años, el Gobierno de la CABA logró quedarse con 13 de las 16 hectáreas que el Tiro Federal Argentino (TFA) ocupa en Núñez. Y si bien inicialmente prometió que la mayoría del espacio sería para generar un Polo Tecnológico, una tercera parte se destinaría a desarrollos inmobiliarios de alta gama, por lo que se supone que habría una inversión privada cercana a los u$s 600 millones.

 

¿Además del potencial ABL que pagarán los nuevos propietarios, saca algo con esto la Ciudad? Claro que sí. Porque inicialmente se debe ganar la subasta por los terrenos. Un solar cercano de 5189,15 m² que ocupaba un complejo de futsal cito en Campos Salles y Arribeños fue comprado por la desarrolladora Raghsa, propiedad del empresario Moisés Khafif, quien le pagó al Estado nacional u$s 42 millones. Pocos recordaron entonces que Khafif es uno de los integrantes del foro que aconseja a Rodríguez Lareta.

 

La cuenta que hacen en el Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte de CABA, a cargo de Franco Moccia, es que el producto que genere el terreno disponible del TFA podría multiplicar por diez la cifra que consiguió la Agencia Administradora de Bienes del Estado (AABE) por las canchitas de fútbol ubicadas a dos manzanas de allí. Pero las actuales autoridades de CABA van por más y lo que planifica el team Rodríguez Larreta-Moccia es el cierre del Cenard a partir de 2019 para usufructuar sus 115.000 m² en el más grande negocio inmobiliario de la historia de la ciudad.

 

El gran cebo para la administración de Cambiemos es que, prorrateando lo conseguido en el terreno de Campos Salles y Arribeños y teniendo en cuenta las amplias posibilidades del vasto lote del Cenard (la ubicación es estratégicamente privilegiada, se puede construir en altura, no hay edificios en la cercanías, y la vista al río está garantizada), se estima que el producto de la venta del Cenard le aportaría a las arcas porteñas una cifra cercana a u$S 1.000 millones una vez que se vendan las 11 hectáreas, un volumen nunca visto en CABA en un solo negocio.

 

El predio ganado al río con los escombros producidos por la construcción de la línea B del subte, fue en la primera mitad del siglo XX un espacio destinados a los clubes Arquitectura y Comunicaciones que, a partir de 1954, fue la sede de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). La furia de la Revolución Libertadora, que quemó casi todas las instalaciones, no pudo quebrar el espíritu del solar que fue reciclado para albergar el Centro de Educación Física N° 1.

 

A comienzos de los 80, el gobierno militar decidió establecer el Centro Deportivo Nacional (Cedena), que pese a sus limitaciones y fallas de mantenimiento fue el primer enclave deportivo nacional. La cercanía de los Juegos Panamericanos de Mar del Plata 1995 hizo que se reciclara y fuera rebautizado como Cenard, reuniendo a la elite del deporte argentino en el último cuarto de siglo.

 

La controvertida decisión contaría con el consentimiento de Carlos Javier Macallister –secretario de Deporte de la Nación (cartera que recibiría un porcentual de lo producido por la venta de los terrenos)– quien si bien no lo ha comentado de manera oficial ya comenzó a avisar a los delegados gremiales de ATE y UPCN que quienes cumplen funciones en el Cenard tendrán que aceptar la relocalización en el sur de la Ciudad, en las instalaciones que quedarán como herencia de los Juegos Olímpicos de la Juventud, o adherirse al retiro voluntario.

 

Eso sí, la última opción sólo le cabría a menos del 30% de los 450 trabajadores que cumplen horario laboral, ya que la inmensa mayoría son contratados quienes, una vez que cierre el Cenard, se quedarán sin fuente laboral.

 

Pero si algo más faltaba es que la medida también cuenta con la venia de Gerardo Werthein –presidente del Comité Olímpico Argentino– quien ya dio su aprobación a la mudanza en una entrevista a La Nación hace dos años (“Si el Estado decide mantener el Cenard de Núñez, será una decisión de ellos. No es menos cierto que el terreno le pertenece a la ciudad. Si eso se transforma en un parque o en cualquier otra cosa me parece muy bien. Pero ese es un lugar muy interesante para los deportistas. Claro que hay deportes que vamos a mirar con atención. Porque hay deportes que están muy tirados hacia al Norte, pero en principio yo veo muy bien el Cenard en el Sur”); y lo confirmó en 132ª Sesión del Comité Olímpico Internacional realizada en febrero último en PyeongChang (Corea del Sur) cuando dijo “Our Olympic Center todeay is in the core of the city. Valuable land. So, maybe in the future, this can have another aplications”, traducimos… “Nuestro actual centro olímpico –Cenard– está en una zona central de la ciudad. Tierras caras. Tal vez en el futuro tenga otras aplicaciones”.

 

En definitiva, ya es tiempo que los grandes deportistas olímpicos de la Argentina tomen el guante. Como que entrenadores, dirigentes, funcionarios del Deporte de todo el país, esgriman su opinión valedera.

Es un buen momento para acabar con la demagogia, con la retórica, con la oratoria estéril. Hoy, hacen falta voces de peso, responsables, comprometidas, que esgriman su parecer.

Está claro que si se le deja hacer inconsultamente a la clase política, el resultado puede ser trágico.

 

La información aportada por los colegas de www.olímpicosargentinos.com.ar es de notable trascendencia, por la historia, por el futuro de nuestro deporte.