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Ariel Panozzo Galmarello y el “Frutazo” en Buenos Aires: “llegado el momento las urnas van a hablar por sí solas”

Productores de fruta de las provincias de Entre Ríos, Río Negro y Neuquén llevaron a cabo en Plaza de Mayo una nueva edición del tradicional “frutazo”, en donde regalaron a la gente 30 mil kilos de naranja, mandarina, manzana, y pera, como medida de protesta por la “falta de políticas en el sector”. El titular de la Federación del Citrus en Entre Ríos, Ariel Panozzo Galmarello, se manifestó duramente contra las actuales políticas del gobierno de Mauricio Macri al señalar que “llegado el momento las urnas van a hablar por sí solas”.

 

A media mañana las camionetas bajaron la mercadería en cajones y comenzaron a acomodar lo que sólo duraría un par de horas, ya que la gente se acercó de manera masiva (hubo entre 300 y 400 metros de cola) para recibir una docena de frutas (3 de cada una) y “salvar el día” con la mercadería que llevaron a sus hogares.

El combo es letal: incremento de los costos de producción, caída de la demanda interna, cierre temprano de las exportaciones y fábricas abarrotadas de fruta y con sobrestocks de jugos.

 

La consecuencia directa es que la mayoría de los productores citrícolas del noreste de Entre Ríos decidieron dejar las frutas en las plantas. “Teníamos esperanza en que 2019 sea mejor que 2018 porque realmente hemos pasado un año duro, muy duro, con una sequía muy fuerte a principios de año, y, sobre mitad de año, con la macroeconomía del país que nos golpeó muy fuerte. Las retenciones no iban a aparecer más y, sin embargo, reaparecieron de golpe, y con costos dolarizados y el combustible -que los productores usamos mucho – se fue por las nubes, el 2018 terminó siendo muy duro, con caídas en las ventas, tanto para la exportación como para el mercado interno”, dijo Panozzo Galmarello.

 

La mayoría de los productores, contó el presidente de la Fecier, “todavía tiene la producción en las plantas, dejándola perder, porque los números no dan para cosecharla, debido a que no hay ventas. Las industrias, que por ahí suelen ser una salvación, hoy están abarrotadas de frutas, no tienen ventas de jugos, y a la vez, tampoco hay demanda de frutas en el mercado interno”.

La fruta queda en la planta, con los problemas fitosanitarios que eso conlleva, o, lo que es mucho peor, se tira en los basurales.

 

“Sin las retenciones veníamos al límite, incluso trabajando a pérdida, y con las retenciones la cosa se puso peor, como consecuencia, muchas variedades de verano -como la mandarina Murcott o la naranja Valencia-, quedan en la planta.

 

“El productor, como cayó la demanda interna y las fábricas no le reciben la fruta, tomó la decisión de dejar la producción en la planta”, enfatizó el dirigente citrícola

Además de lo económico, dejar las frutas en la planta es un problema fitosanitario muy grave porque las moscas les hacen un daño muy grande y “el productor no tiene plata para poder curarlas”.

 

“Tenemos un altísimo costo de comercialización -cosechar la fruta, llevarla al galpón de empaque, procesarla y llevarla al centro de ventas, ganando muy poco por cajón. Ante este complejo escenario, los citricultores necesitan respuestas del Gobierno nacional, y entienden que “están lejos de llegar. Ni siquiera hemos recibido una respuesta a algo que venimos pidiendo desde hace años que es el costo tan alto de descarga que tenemos en el Mercado Central. Ni en eso, que es tan simple, hemos tenido una respuesta favorable”, se quejó el dirigente.

 

“La realidad es distinta a los anuncios de los funcionarios y a la de los títulos de los medios”, al tiempo que cuestionó “la falta de políticas de Estado que nos den las herramientas que necesitamos para poder sostenernos y ser competitivos porque, realmente, la situación que atraviesan las economías regionales de todo el país, es muy grave”.

 

“Se están perdiendo muchos puestos de trabajo, muchas hectáreas quedan abandonadas, tuvimos un porcentaje alto de galpones de empaque que se han cerrado. Todo es muy complejo, muy complicado, y parece que los políticos de turno, que conocen la realidad, hacen oídos sordos a los reclamos del sector”, concluyó fustigando.

 

Más opiniones entrerrianas

 

Sergio Lovato, productor citrícola de la localidad de Federación, al norte de la provincia de Entre Ríos, explicó: “Nos hacemos presentes en este reclamo para visibilizar la poca rentabilidad que estamos teniendo, que en estos momentos es nula. Ante esta situación es muy complicado producir”.

“El sector citrícola está atravesando un periodo de mala rentabilidad ya hace bastante tiempo. Hemos tenido períodos difíciles, pero no de esta magnitud: hace más de dos años que se viene agravando la actividad de los productores. La tradición citrícola viene de generaciones, no sabemos hacer otra cosa, nacimos en una chacra. Esta situación duele porque con el correr de los días se van perdiendo productores que están abandonando las chacras en busca de un futuro”, contó.

Además, los productores denuncian que el ministro de Producción Dante Sica no los recibe para resolver el conflicto: “El gobierno no da respuesta, no nos quieren atender. Realizamos pedidos de audiencia pero hacen oídos sordos al reclamo”, afirmó Lovato.

 

Al respecto, Fernando Borgo, integrante de la Federación de Cítricos de Entre Ríos, indicó: “Venimos a mostrar la realidad que están viviendo las economías regionales. Es una realidad que venimos planteando hace tiempo, debido a las malas políticas que se vienen aplicando en el último tiempo para todo lo que abarca el sector productivo. Pedimos medidas económicas que nos permitan tener rentabilidad. Además, venimos a contarle a la gente que no somos culpables de que estén pagando 40 pesos el kilo de cítricos,  nosotros, los productores, recibimos tres pesos por cada kilo”.

“En todos los eslabones de la producción, la cosecha, el empaque, el transporte, el Estado participa en más del cincuenta por ciento del proceso. Esto quiere decir que es un factor importante de la brecha entre lo que paga el consumidor y lo que recibe el productor. Nosotros necesitamos que esta situación se traslade a políticas de Estado para cambiar esa realidad en todos los sectores de la economía regional”, detalló. Y agregó: “El lunes pasado fuimos convocados por el ministro Dante Sica, quien nos citó desde las primeras horas de la tarde. Estuvimos esperando durante siete horas una reunión que jamás se concreto. Teniendo en cuenta que realizamos más de 500 kilómetros, el proceder del gobierno es una tomada de pelo y una falta de respeto”.

 

Las retenciones también se objetan en La Patagonia

 

Uno de los puntos que tienen a maltraer a los productores del Sur argentino es la diferencia que perciben por el producto y lo que paga un consumidor en la góndola, ya que según sus datos “el costo de producción de una manzana es de 11,18 pesos el kilo, de los cuales el productor recibe 6,30 pesos el kilo y la gente paga 70 pesos en un comercio. Otro ejemplo es la pera, que tiene el mismo costo de producción que la manzana, pero al consumidor le queda 5,15 pesos y el consumidor lo paga 50 pesos”, manifestó Marcelo Corioliani.

 

Desde la Federación vienen reclamando hace meses un aporte que compense el precio del kilo por fruta. “En los mejores casos se estaba pagando por kilo de fruta aproximadamente u$s0,15, cuando el costo de producción está en u$s0,28 o u$s0,32”, expresaron.

 

El productor agregó que “esto no viene de ahora sino de muchos años, ya que gobierno que pasó se agravó más, aumento la crisis cuando empezó el tema de la retenciones, donde un porcentaje de la exportaciones se queda el estado, después cuando las sacaron, es como que respiramos un poco pero ahora las volvieron a aplicar y nos metimos en el pozo. Necesitamos que tenga rentabilidad, no quiero que me regalen nada, simplemente quiero que mi producción valga, ya sea bajando la presión tributaria, IVA o retenciones, o hasta los impuestos que el producto tiene para salir de la provincia, los agroquímicos son en dólares y elevados los costos”.

 

Lo que piden es desarrollar un Programa de Comercialización Directa (del productor al consumidor) e implementar una política de regulación que garantice una distribución justa de las ganancias.