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Argentino U19: copa y podio para entrerrianos

Si bien Ciclista de Paraná no pudo entrar en el selecto grupo del podio, al concluir con un honroso 4° puesto, el título conquistado por San Isidro de San Francisco y el tercer lugar de Boca Juniors, implicaron grandes alegrías para nuestro básquet en la etapa decisiva del Argentino U19 de Clubes. Los cordobeses, de la mano del ex Quique Club, Hans Feder Ponce, cosecharon el título de campeones. Los “Xeneizes” con Agustín Facello y José Luis Bione se colgaron las preseas bronceadas. Análisis de un presente preocupante y un futuro complejo.

 

El equipo de la provincia de Córdoba venció 65-62, en una disputadísima final, a Argentino de Pergamino, organizador del Hexagonal Final, y se coronó campeón del Argentino de Clubes U19 2017.

San Isidro reaccionó en el 2° Tiempo, luego de una 1ª etapa adversa de 30-38. El 3° lo ganó por 17-12 y el último por 18-12 en una clausura electrizante donde al dueño de casa lo demolieron los nervios, la ansiedad, y no tuvo resistencia psicofísica para volcar a su favor el trámite.

 

El team de Roberto Vico y Julián Pagura mostró temple y talento para revertir el juego y llevarse el título de campeón. Agustín Pérez brilló con 17 puntos más 6 rebotes y 4 asistencias, en tanto que Hans Feder Ponce se destacó con 16 puntos y 11 rebotes. Aaron Bono fue clave con tres triples en un momento determinante y cerró el juego con 11 puntos.

En Argentino, no alcanzaron los 29 puntos, 5 triples, 13 rebotes, 5 asistencias y 4 tapas de Benjamín Levato, o los 18 puntos y 7 rebotes de Luciano González.

 

Demasiada ventaja

 

En la previa de la gran final del Argentino de Clubes U19, Boca Juniors se impuso 78-71 sobre Ciclista de Paraná y se trepó al podio del certamen.

 

Francisco Zuccali fue el más eficiente en el vencedor con 11 puntos, 7 rebotes y 3 asistencias, mientras que el paranaense ex Olimpia, Agustín Facello, fue el goleador con 15 puntos más 5 asistencias y 3 rebotes.

Claro que Boca también contó con un excelente aporte de otro orgullo entrerriano, José Luis Bione, 10 puntos y 7 rebotes, junto a Agustín Barreiro, 10 puntos y 10 rebotes.

BOCA

El CCP sufrió demasiado las bajas de Lautaro Pividori (en verdad es un virtuosísimo U17) y Francisco Frávega, uno por lesión y otro por gripe. Ambos contaban con un alto promedio de minutos en este Hexagonal y con distintos atributos eran claves para el conjunto de calle Santiago del Estero.

Leandro Chorvat (otro U17) brilló con 14 puntos y 18 rebotes, siendo sus “cómplices”, Enzo Passadore (otro U17 del “Verde”, 17 pts), Franco Varela (15), Nahuel García (10) y Juan Planas (10).

 

Por estas ausencias más las soportadas en la previa a este torneo, lo del CCP es dignificante, sin lugar a dudas.

 

Los destacados

 

En Pergamino, se observó a varios asistentes de Liga Nacional, TNA y TFB, como además a miembros seleccionadores CABB, seguramente echando un vistazo a los pibes de mayor preponderancia en cada equipo participante de este Hexagonal.

A través de un ligero estudio de las estadísticas otorgadas por la Confederación, los jugadores “de mayor resolución” en cada conjunto fueron:

 

San Isidro de San Francisco: Agustín Pérez, Hans Feder Ponce, Federico Zezular.

Argentino de Pergamino: Benjamín Levato, Juan Mussacchio, Luciano González, Nicolás Valdéz.

Boca Juniors: Juan Cruz Lerosse, Agustín Barreiro, Agustín Faccello, José Luis Bione, Francisco Zucccali.

Ciclista de Paraná: Enzo Passadore, Franco Varela, Nahuel García, Leandro Chorvat, Lautaro Pividori.

Petrolero de Plaza Huincul: Santiago Frolla, Franco Villalba.

San Martín de Corrientes: Cristian Pérez, Axel Méndez.

 

Criterio de técnicos, lesiones, enfermedades, ¿frustraciones…?

 

Repasando lo ocurrido en este Hexagonal observamos, de acuerdo a lo que exhiben las planillas estadísticas CABB, que algunos equipos dependieron en exceso del tiempo en cancha y producción de un grupo de 5 a 6 jugadores, y el resto de cada plantel tuvo que “conformarse” a ser parte en el banco de suplentes o con muy pocos minutos en cancha.

 

Sabemos que en este tipo de certámenes suelen darse lesiones y/o hasta enfermedades respiratorias o estomacales, dependiendo de cómo se adaptan los participantes o al grado de exigencia a la cual han sido sometidos los jugadores.

Un dato llamativo es que el coach de Petrolero Argentino puso en cancha con un promedio de 6 minutos a Gonzalo Barrera, de 4 minutos a Michael Maldonado y Tobías Ponce, de 3 minutos  Manuel Arias, de 1 a Lautaro Sandoval y Enzo Alarcón directamente no jugó. O sea, 6 jugadores con menos de 6 minutos de intervención.

 

Repetimos… Pudo ser criterio de su entrenador relativo a la confianza que dispensa en sus dirigidos, o algún problema físico de los precitados.

Pero a San Martín, otro de los rápidamente eliminados, le pasó algo casi similar: Guido Sottile y Santiago Feldman compitieron con un promedio de 3 minutos, y Lautaro Ayala de 1.

 

En Ciclista, Emiliano González entró solo un minuto en un partido. Otros que jugaron muy poco fueron Manuel Racca, promedio de 5 minutos, y Simón Perazzo, 2 minutos. Y vale resaltar que los dos primeros aumentaron su cantidad de tiempo coincidiendo con ausencias de Lautaro Pividori y Francisco Frávega en el último cotejo.

 

Finalmente, en Boca, Agustín Herrera intervino con un promedio de 6 minutos, Fabricio y Tomás Pereyra, 5 minutos cada uno en cuatro presentaciones.

 

El cuerpo técnico del campeón, San Isidro, también dejó a cuatro jugadores con escasa contribución: Ignacio Pérez promedió 9 minutos, Agustín Costa 6, Santiago Dobler 3 y Nicolás Macías 1.

 

Por su parte, el subcampeón dueño de casa -Argentino de Pergamino- sorprendió con 5 jugadores casi sin cooperación, “durmiéndose” en el banco, reafirmamos, quizás por dificultades no hechas públicas en lo físico: Kurt Piccione promedió 2 minutos, mientras que, Francisco Puigpinos, Guido Seratto, Guido Acebal, y Felipe Alesso no llegaron a promediar ni un minuto.

 

Y sí… algunos DT’s, podrán justificar (y nos parece perfecto…) tan exigua aportación de minutos de algunos jugadores, esgrimiendo, como ya enunciamos, lesiones o cuadros de enfermedades diversos, no obstante, vamos a seguir combatiendo a esos técnicos que se aferran en categorías Formativas-Menores-Juveniles a las tristemente célebres “estrellitas” o “pichones de crack’s”, impidiendo el desarrollo del resto.

Admitimos que ya en U19 la búsqueda de “gloria” (o exitismo en cuanto a resultados…) pesa MUCHO más que de U17 para abajo, aunque podemos dar vastos antecedentes de entrenadores que en competencias asociativas quitan ilusiones a centenares de pibes.

 

Ellos quieren ganar a cualquier costo… Y no se inmutan si en esa “Misión” dejan sentados en el banco a 3, 4 o hasta 5 pibes.

No piensan en los gurises, no piensan en todo lo que invierten sus padres, no piensan en las expectativas de toda una Familia que solo desea ver al jugador precisamente JUGAR.

 

Esta visión, esta forma de VER el básquet o el deporte (ocurre en otras disciplinas) margina a cientos de chicos que se ven decepcionados, defraudados y hasta sienten que sus propias capacidades son un “fracaso”.

Todo por esa maldita costumbre de MUCHOS técnicos que no les importa un bledo el crecimiento de los pibes. Que ven a un “lunguito” en U13 y desde ahí lo ponen para bajar rebotes, intimidar con su talla, y solo anotando puntos “recogiendo basura” (tomando rebotes ofensivos y lanzando) o cortinando a los más dotados.

 

Llega a U19 y “se quiere matar” porque todos sus entrenadores subsiguientes lo MANIPULARON, lo USARON, para jugar abajo y no tener el PLACER de aprender a jugar al básquet integralmente. O se deprime más cuando ve que pibitos de U17 juegan más que él…

Por eso decimos que va a costar MUCHO reemplazar a la Generación Dorada. Consuelo: viene bárbaro el nuevo proceso/método CABB, rastreando gurises de hasta pueblitos, y haciéndolos jugar en todos los puestos, ostentando en últimas contiendas internacionales plantillas de muy buen promedio de altura.

 

Pero la Confederación NO ESTÁ TENIENDO EL RIGOR IMPRESCINDIBLE a la hora de CONSOLIDAR en la “Argentina Profunda” una idea basquetbolística, y así, a lo largo y ancho de la República, sigue habiendo técnicos ávidos por ganar y NO POR ENSEÑAR.

Entonces, reclutan “figuritas”, se arman poderosamente con los mejores valores de las demás instituciones, y luego sacan a relucir sus chapas de campeones o hacen alarde de sus proyecciones en el campo provincial y nacional.

 

Ya es tiempo que el staff CABB baje a las ciudades y comience a ANALIZAR, a INVESTIGAR ese fenómeno.

Ojalá alguien en la Confederación lea estas palabras, las desmenuce y comience a actuar en consecuencia.

 

Pero, vale la pena concluir con un razonamiento… En toda la Argentina se está utilizando excesivamente la modalidad de promover chicos de divisiones inferiores a las superiores, y así se ve a pibes con cuerpos aún SIN DESARROLLAR CONVENIENTEMENTE jugando en Primera.

O pibes de U14 en U17, o de U17 en U19 y hasta en Primera. Así; no solo se pone en riesgo a esos gurises, por sus estructuras musculares/óseas, se les quita tiempo de estudios, recreación, Familia.

 

A la vez, se RELEGA a los que estudian y entrenan, con el SUEÑO de seguir aprendiendo y JUGAR, COMPETIR. Ellos deben conformarse con unos minutitos y ver como los demás EVOLUCIONAN y SE DIVIERTEN, mientras ellos terminan resignados, impotentes.

Muy injusto. Nefasto… Pero… La dirigencia -en líneas globales- a la vez apoya eso. La dirigencia NO HACE NADA. Opta por la fácil de NO SUPERVISAR.

 

Y después, PARADÓJICAMENTE, las campañas deben ser SOSTENIDAS “POR TODOS”. Ni hablar de lo que se cobra de entradas y/o, acentuamos, los gastos GENERALES que tenemos los padres para que nuestros hijos jueguen al básquet.

Eso NO LO ENTIENDEN los técnicos. Y uno va perdiendo el gusto de ir a la cancha. Y los hijos ya no nos ven en la tribuna y también pierden incentivo. ¿Qué pasa con ellos? Dejan. Y un chico que deja el deporte, no solo está permeable a que esa amargura lo haga ir por mal camino sino que arrastra consigo a otros.

 

Hace MUCHOS, pero MUCHOS años lo decimos… Desde fines de la década del ’90… Pero empezamos a poner ahínco hace un lustro, cuando vimos a aquel Quique campeón nacional U13.

¿Y qué pasó en estos 5 años? ¿Cuántos chicos dejaron?

 

O miren… De ese “Decano” rey del país, salió Hans Feder Ponce proyectado a San Isidro de San Francisco, hoy campeón argentino U19.

Transcurrido ese período… ¿Cuántos pibes más de la entidad de calle Alsina lograron esa trascendencia?

 

O no viene mal la pregunta… ¿Qué le dejó a Quique tanto éxito competitivo en materia de fortalecimiento institucional y progreso acompasado de sus divisiones?

 

Pero hablemos de un tiempito más atrás… Fuera de Ayán Núñez Carvalho, Matías Solanas, y/o ahora la camada de Lautaro Pividori, Ignacio Varisco, Juan Cruz Scacchi, Ramiro Rattero, ¿cuántos jugadores más proyectó el básquet APB a nivel selección nacional en los últimos años? (preseleccionados hubo otros nombres, aclaramos…).

Y lo mismo seguro pasó en un montón de provincias/ciudades de la Argentina. Con técnicos sedientos de victorias, de lauros, de coronas, sin interesarle en lo más mínimo el desarrollo armónico de TODOS sus jugadores.

 

Es un anhelo ferviente que el “Método CABB” también incluya CONTROLES, SUPERVISIONES, FISCALIZACIONES no solo en Federaciones, sino que se baje a Asociaciones y clubes para ver CÓMO se está trabajando en las entidades.

¿Tan costosa, onerosa, será esa inversión? ¿Y si la CABB designa “veedores”, “ojeadores” Ad-Hoc, que lleven a cabo esa labor en cada plaza?

 

Tanto se habla de los padres… Tanto se señala a los padres… Son los que BANCAN al básquet. Los que con sus esfuerzos como dirigentes o simplemente concurriendo a estadios, acompañando a sus “Cachorros”, equipándolos, dotándolos de todo lo que necesitan para desenvolverse en la disciplina, MANTIENEN la actividad.

Ya es TIEMPO que se RESPETE más a papás y mamás. Que se RESPETE más a las Familias. Y que SE ENSEÑE DISTINTO como se dirija DISTINTO.

 

Dato saliente: Argentino de Pergamino ganó el primer tiempo de la final por 8 (38-30). Luego, se cayó a pedazos… Vean… Juan Musacchio 40 minutos, Renzo Moretto 40 minutos, Benjamín Levato 40 minutos, Luciano González 40 minutos, Nicolás Valdez 35 minutos, y Lucas García Cano 5 minutos. Los otros seis se quedaron en el banco. ¿Alguno quizás enfermo? Quizás… ¿Otro lesionado? Puede ser… Pero los precedentes van en contra de Ariel Almazán.

Ya está redactado renglones más arriba. En 4 partidos de este Hexagonal, dejó “dormidos” en la banca a 5 jugadores (Puigpinos, Seratto, Acebal, Piccione, Alesso).

 

¿Y todo el público que colmó el gimnasio pergaminense recordando viejas gestas? Nos imaginamos que las familias de estos jóvenes que solo se pusieron las camisetas e hicieron movimientos precompetitivos, no deben haber quedado felices.

Miren la actitud de Roberto Vico y Julián Pagura… Hans Feder Ponce 40 minutos, Agustín Pérez 39, Federico Zezular 28, Franciso Tarasco 21, Aaron Bono 17, Gastón Fenoglio 15, Bruno Pérez 14, Santiago Dobler 4, Agustín Costa 2. Y sí… Nicolás Macías e Ignacio Pérez no entraron.

 

La diferencia es abismal. ¿Ese fue el costo de salir campeón? ¿Sacrificar hasta la extenuación a 5 jugadores y concebir que los 7 restantes no podían cambiar la historia? ¿O en serio Argentino tuvo la desgracia, la fatalidad que 7 elementos no estaban en condiciones físico-técnicas de jugar y por ello se apeló a esa determinación pero durante TODO el Hexagonal?

El pasado condena a Almazán con la administración a la cual recurrió antes.

 

Que esto sirva de reflexión. Ya es tiempo que TODOS los pibes puedan formarse, desarrollarse, adiestrarse. Ya es hora que se termine esta maldita modalidad de querer ganar sea como sea y frustrar a centenas de gurises.

Dejemos el apetito voraz de triunfos, de copas, de medallas, para el profesionalismo.

 

Apostemos a educar, a capacitar, a instruir y permitamos que los niños, los adolescentes y los jóvenes entren a la cancha y logren una premisa fundamental: divertirse, no estando exento en ello, respetar el deber, el compromiso, el dar toda la actitud y esfuerzo posible para conquistar triunfos que servirán de acicate, de estímulo en ese proceso evolutivo.