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Acuerdo de Pichetto y Massa: ¿para enfrentar al kirchnerismo o allanarle el camino a Macri?

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- Miguel Pichetto y Sergio Massa definieron los términos del acercamiento del Frente Renovador al dispositivo que articula a la mayoría de los gobernadores peronistas con los bloques de diputados y senadores que se alejaron -juran que definitivamente- del liderazgo, la succión y la sumisión que aún en declive sigue emanando Cristina Kirchner. ¿Nace una fórmula Peronista Pura opositora a CFK y al propio sueño de reelección de Macri? ¿O surge una alianza de encubierto apoyo táctico al proyecto de continuidad presidencial?

 

Seis diputados nacionales del massismo, encabezados por Graciela Camaño, más cuatro legisladores provinciales y tres intendentes estarían el viernes en Gualeguaychú, cuando este grupo en desarrollo haga su primera presentación pública.

El encuentro estará encabezado por Pichetto, aunque tendrá un perfil más bajo que el bajo perfil que habían programado originalmente sus mentores, porque no habrá gobernadores, ni siquiera el dueño de casa entrerriano, Gustavo Bordet.

 

Cuando empezó a armarse esta iniciativa se especulaba con que el gobernador salteño Juan Manuel Urtubey y el propio Massa pusiesen el cuerpo en la actividad inaugural. Pero pronto se evaluó que iba a parecerse demasiado al lanzamiento de candidaturas, de orden nacional y provincial, y eso es exactamente lo contrario del plan trazado.

La idea de esta gente es armar de a poco, sin estridencias -“ni contra Cristina, ni contra Macri”- y yendo por el camino más largo pero quizás más seguro, un entramado de peronistas “con capital político propio, capaces de generar un polo de poder consistente y renovado, que pueda presentar una alternativa seria a Cambiemos”.

 

En las últimas semanas, señales internas parecieron empujar la candidatura de Urtubey, que nunca reniega ni en público ni en privado de su ambición presidencial.

 

Gestos y declaraciones de dos gobernadores, el sanjuanino Sergio Uñac y la fueguina Rosana Bertone, fueron en esa dirección. El que salió a cortar la bola que había empezado a rodar fue el cordobés Juan Schiaretti, el más influyente de los mandatarios peronistas, quien recomendó -de manera congruente- no apresurar candidaturas y privilegiar la construcción política, que es lo que debería organizar este tiempo.

El propósito es que hacia finales de año se vayan decantando las posibles candidaturas para 2019.

 

Los amigos de Urtubey dicen que el salteño va a esperar a que termine el Mundial de fútbol, a fines de julio. No más que eso. Pero este es apenas uno de los emprendimientos en cocción dentro del peronismo.

 

También están los ultrakirchneristas que se reivindican como tales, “puros y duros”, inevitablemente minoritarios, con La Cámpora como enhiesto emblema y con los sindicatos kirchneristas de la CTA como fuerza de choque.

Ahora les apareció Hugo Moyano como aliado, aunque no se sabe cuánto pueda durar este romance inesperado crecido a la sombra de los apremios judiciales del jefe camionero.

 

Como variante de esa estrategia ultra K aparecen cristinistas que se colocan en un plano más moderado y con inteligencia buscan atraer antiguos kirchneristas -ligeramente decepcionados y profundamente desorientados- con los que pueden disimular su deseo urgente de terminar con Macri a como dé lugar.

Son, o así lo creen, un universo en sí mismos. Están decididos a jugar un papel como polo de poder en el peronismo, pero a la vez se los nota necesitados de encontrar cobijo en alguna referencia nacional, por lo que se anotan en todo encuentro peronista que se organice.

 

Lamentablemente, la codicia, la ambición de perpetuarse en gobernaciones, intendencias, recintos parlamentarios, ministerios, secretarias, entes autárquicos, etc, implica que todo transite una zona de precariedad evidente para el Peronismo.

Se conjugan para eso seis elementos corrosivos:

A) la dolorosa serie de derrotas electorales a manos de Macri y compañía;

B) el dilema atroz de no saber qué hacer con Cristina ni saber qué hacer sin ella;

C) la pérdida de confiabilidad social, resultado del tobogán imparable de ineficiencia, pobreza y corrupción que tiñó especialmente el segundo mandato de la ex presidente;

D) la estructura comunicacional de Cambiemos, manejando los principales medios periodísticos argentinos y los comunicadores referentes de mayor impacto;

E) el desinterés o falta de compromiso del Pueblo argentino a la hora de analizar acabadamente el futuro del país, y hasta quizás la falta de ilustración conveniente, la educación primordial para discernir de dónde venimos, cómo estamos y hacia dónde vamos;

F) como ya esgrimimos, la falta de renovación de cuadros políticos que impulsen un candidato tras el cual todos se encolumnen con plena convicción, formalizándose los convenios correspondientes para exhibir una lista rica en matices positivos, desterrando definitivamente las beligerancias entre costas, rencillas que han significado una segmentación, una desintegración infértil.

 

“La organización nos desorganiza”, sería la frase más adecuada ante un panorama aciago, sombrío, desolador por la paradójica dispersión que provoca cada uno los intentos de restaurar una unidad que hoy parece imposible.

Mientras que Pichetto y Massa se unen, en Entre Ríos hay innumerables versiones…

-que se espera una Reforma Política para ir a fondo con las determinaciones;

-que se aguarda saber si habrá desdoblamiento o no de comicios (¿será octubre el límite para decidirlo?);

-que Bordet se presenta para ser reelecto;

-que Bahl puede ser gobernador o intendente de Paraná y mide cada día más positivamente;

-que  Urribarri mantiene su liderazgo pero se le ha recomendado aceptar obrar con prudencia y acordar para evitar profundizar o acelerar su situación judicial;

-que Busti conserva su autoridad y voz de mando;

-que Concordia no dejará comandar el “Operativo 2019” y Paraná no seguirá adhiriendo al “Poder Concordiense”;

-que entre las mujeres suenan fuerte para dar pelea (¿para una eventual vicegobernación?) Rosario Romero y Sonia Velázquez…

 

¿Y Frigerio? Mide muy bien en la Provincia. El punto es si Macri está dispuesto a desprenderse de un hombre clave en su estructura logística. Hoy, eso es casi utópico.

¿Y Varisco? Algunos lo proyectan, por ahora tímidamente a disputar la gobernación. No lo subestimamos, pero si no ha podido con las gravísimas dificultades y carencias de Paraná pese a ya haber sido intendente, complejo que pueda con la coyuntura provincial, más aún con un Radicalismo tan fraccionado como su añejo adversario y con un PRO o Cambiemos que prosigue sin afianzar liderazgos tangibles.

 

¿Gainza tiene apetencias caudillistas? Puede ser. Su juventud y casi nula propaganda eficaz en los medios, lo tornan un candidato poco popular.

En fin… rumores sobran. ¿Certezas? Nada… O mejor dicho, sí. Tenemos la sensación que tras la fusión Pichetto-Massa está la sagacidad de Mauricio Macri para profundizar la escisión del peronismo.

 

Si contemplamos ello, podemos empezar a desenredar la madeja.

Con razón ha dicho Séneca que “no hay vientos favorables para el navegante que no sabe hacia dónde se dirige”. No es que haya que abandonar por completo las ideas de transición, se trata de un tema de prioridades, las cuales están enormemente desbalanceadas a favor de las políticas que pretenden desplazarse de un punto a otro sin tener en claro cuál es ese otro. Y lo alarmante es que muchas veces se pretende navegar con las mismas políticas que se desea reemplazar.