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A 200 años del Tratado del Pilar: Ramírez, el primer pacto preexistente a la Constitución, federalismo y república

El 23 de febrero de 1820 se suscribió el Tratado del Pilar. Fue un pacto firmado entre tres provincias, Manuel de Sarratea (gobernador provisorio de Buenos Aires), Estanislao López (Santa Fe) y nuestro Francisco Ramírez (Entre Ríos).

 

El pacto se firmó luego de la victoria de las fuerzas de Ramírez y López (también acompañados por fuerzas correntinas y misioneras) frente al ejército porteño y unitario en la Batalla de Cepeda del 1 de febrero de 1820.

 

En la cañada de Cepeda, en una atropellada de las montoneras federales, se definió la suerte del Directorio porteño. El triunfo de Cepeda expresó un enorme hito en la lucha del federalismo argentino, y fue también la primera expresión política de las mayorías populares en favor de la república y el federalismo. La derrota del Directorio Porteño fue el triunfo de la democracia y la muerte definitiva de las aspiraciones monárquicas de los sectores conservadores de las elites porteñas.

 

Francisco Ramírez, por entonces con tan sólo 34 años, estuvo al frente del Ejército Federal. El historiador entrerriano Aníbal Vásquez, en su obra “Ramírez”, afirma: “El triunfo de Cepeda consagró con rasgos inconfundibles la personalidad política y militar de Ramírez y abrió la conciencia y la mentalidad del pueblo argentino a las auras de las nuevas doctrinas institucionales que deberían imperar en el país, satisfaciendo las aspiraciones de la mayoría democrática… Vientos democráticos de renovación y reformas soplaron desde entonces, infiltrándose en los espíritus, disipando los prejuicios conservadores aceptados en silencio como verdades absolutas…El magno esfuerzo de la democracia gaucha estaba realizado con perspectivas esplendorosas y brillantes…”.

 

Consecuencia de la batalla de Cepeda, el 23 de febrero de aquel 1820, Ramírez y López firmaron con Sarratea la célebre convención en la capilla del Pilar. Es instrumento jurídico breve, de apenas doce artículos, pero que tuvo repercusiones institucionales e históricas enormes.

 

El Tratado fue el fin jurídico del proyecto centralista y aristocrático del Directorio Porteño del partido unitario y terminó con las hostilidades de Buenos Aires con las provincias del Litoral.

 

En términos de nuestra organización nacional, el tratado es uno de los pactos preexistentes a los que refiere la Constitución Nacional de 1853 en su Preámbulo. Es el primero de ellos.

 

Para los entrerrianos y entrerrianas el Tratado del Pilar significa el primer hecho político e institucional de trascendencia como provincia, la primera manifestación significativa como ente político y soberano. En términos culturales e históricos, fue la primera expresión institucional de la entrerrianía, la primera irrupción de nuestra provincia en el contexto nacional enarbolando las banderas democráticas, igualitarias y federales, que encuentran antecedentes en la causa de José Artigas, el Congreso de Oriente de 1815 y la Liga de los Pueblos Libres.

 

El Tratado del Pilar fue también la primera expresión constitucional del federalismo argentino. En su primer artículo hace referencia expresa la necesidad de la organización federal del país.

 

Sobre la significación histórica del Tratado del Pilar y el rol de Francisco Ramírez, el historiador Martín Ruiz Moreno, en su obra “Contribución a la Historia de Entre Ríos” expresa: “Es fuera de duda que el General Don Francisco Ramírez fue uno de los gobernantes de aquella época que más influyó en los primeros años de nuestro organismo republicano, en favor de las ideas federativas… El Art. 1 del tratado público del Pilar establece como un hecho conocido por los gobiernos de Entre Ríos, Buenos Aires y Santa Fe, el sistema federal… se reconoce como una institución fundamental el régimen federativo, establecido de hecho ya, pero consignado por primera vez en un documento público…”.

 

Este es el gran valor de Cepeda y del Tratado del Pilar, fue la entrada de los caudillos federales y las masas del Litoral en la historia nacional. Fue el tiempo en que hombres espontáneamente surgidos de sus realidades locales, del pueblo de los rincones del interior federal y profundo, construían la historia. Era tiempo de caudillos que tuvieron la responsabilidad histórica de reencauzar de manera pragmática y progresiva nuestra patria al cauce democrático e igualitario que había nacido en la Revolución de Mayo.

 

A 200 años del Tratado del Pilar, destacamos que este pacto es una de las grandes glorias históricas de Francisco Ramírez. Por hechos tan significativos como este, que hacen a los pilares sobre los que se construyó la organización nacional, es fundamental, y en especial para las nuevas generaciones, recordar y rendir homenaje a nuestro Francisco “Pancho” Ramírez.

 

Comisión para el estudio de la Vida, Obra y Legado de Francisco Ramírez

Dr. Jorge Pedro Busti.

Dr. Alejandro Gonzalo García Garro.

Dra. Flavia Martínez Aquino.

Prof. Rubén Bourlot.